39- Dejar ir

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Estaba asombrada, realmente no se de donde salió este chico, creí que se había ido. Pero no, aquí está, muy sonriente.

—¿Donde estabas?

—Horrible camisa de dormir— dijo viéndome mi pijama.

—¿Donde estabas?— volví a preguntar.

—Me oculté en el armario— dijo tranquilamente— Sabía que tu padre estaría aquí y luego de lo de Bruno temí por mi vida así que me mantuve lo más alejado posible, así que, cómo está en casa me oculté aquí para poder pasar la noche contigo.

Que conveniente.

Yo me crucé de brazos.

—¿Y qué te hace pensar que yo quiero que te quedes?— pregunté seriamente.

—Se que quieres, se te nota...

—Esa es la letra de una canción, Samuels— él comenzó a reír— No estoy bromeando.

—Que pesada— se quejó— ¿Porqué no mejor nos acostamos a no dormir?— preguntó tomando mi mano y guiándome a mi cama.

—Creí que te habías molestado, o que te habías sentido mal por todo lo de hoy— confesé.

Él suspiró.

—Mira, Kian no me agrada, pero tampoco es como si fuera muy importante, en realidad es un estorbo hasta para ti— iba a contradecirlo pero no me dejó— Y Mason, pues ya no lo odio tanto, dejó en su lugar a Ken.

—¿Ken?— pregunté burlona.

—Kian, dah. Con su cabello rubio y de ojos azules todo un presumido— dijo asqueado— un asco.

—¿Sabias que a veces tus ojos se ven con algo de azul?— pregunté divertida— Supongo que se oscurecen por tu animo de mierda de cada día y con tu alma oscura— me burlé— mírame— dije tomando su rostro y lo observé de cerca— Si, incluso parecen celestes si los ves bien.

—¿Osea que soy apto para ser modelo?— bromeó.

—Eso no tiene nada que ver con el color de los ojos Samuels, es talento y encanto.

El se quitó la sudadera junto con la camiseta y las dejó caer al suelo. Pude apreciar su torso por completo, todos los tatuajes que se extendían por su cuello. El me mostró una sonrisa ladeada mientras se quitaba los zapatos y los pantalones, quedando solo en ropa interior.

—¿Que opinas, Black? ¿Tengo encanto?— preguntó burlón.

Yo mordí ligeramente mi labio inferior tratando de contener la risa. Asentí mientras me acercaba a él.

—Opino que eres fastidiosamente encantador— el sonrió, puse mis manos sobre sus hombros— Y que si fueras modelo, me encantaría ser tu compañera de sesiones.

—¿Serias afortunada?

—Con una vista privilegiada— aseguré— Aunque... hay mejores.

Su expresión cambió, me miró con molestia.

—Arruinaste mi momento, casi alcanzaba tu autoestima, pero luego recordé que está por las nubes y es imposible.

—¿De verdad te quedarás?

—Me oculté en un armario por media hora ¿Y crees que me iré?— preguntó— Por cierto, parece una tienda allí dentro.

—Supongo que tendré que resignarme a soportar tu estúpida presencia aquí— me encogí de hombros.

—Y yo tendré que soportar el horror de dormir contigo— hizo una mueca— Que asco. Me voy a contagiar lo presumido y arrogante.

Son tan románticos, ja.

—Bien, entonces yo duermo por mi lado y tú muy lejos de mi— sonreí falsamente.

Caminé hasta la puerta para cerrar con seguro, mamá es impredecible. Papá se irá temprano en la mañana, solo volvió por Liam pero tiene trabajo que hacer. Yo me metí en la cama, Samuels ya estaba en su lado mirándome con diversión, apagué la luz, aunque sé muy bien que no duraremos mucho tiempo separados.

Sentí la cama hundirse más cerca de mi, su brazo rodeó mi cintura y su pecho estaba pegado a mi espalda. Mal día para ponerme solo la maldita camisa de dormir. Inspiré hondo al sentir su mano colándose por debajo de mi ropa interior. Temblé por la sensación, me di la vuelta, buscando su boca, me perdí en el sabor de sus labios, en como es que encaja tan perfectamente conmigo.

Nate se movió hasta quedar sobre mi, aprisionando su cuerpo contra el mío, disfruté sentir el calor de su piel, sus manos recorriéndome, desnudándome. Estaba besándome por todas partes sin apuro alguno, disfrutando cada segundo.

—Creo que hoy no podré hacer todo lo que quiero— susurró contra mi cuello.

—¿Porqué?— pregunté confundida.

—Porque eso incluye mucho ruido, y no quiero morir esta noche— dijo inclinándose hasta mi mesa de noche y tomó protección— Así que trataré de no ser tan rudo.

Apenas se lo puso volvió a besarme con ganas, ansioso, cerré los ojos concentrándome en sus besos, pero no pude concentrarme demasiado en eso, su cuerpo encajó con el mío despacio, sin aviso, un gemido involuntario se me escapó.

—Sabes que me encanta oírte pero hoy tendré que silenciarte, Cariño— murmuró contra mis labios, con una voz ronca que me derritió entre sus brazos.

Tapó mi boca con su mano y volvió a hundirse en mi, me arqueé contra el, reprimiendo todo contra su boca, deseando más, mucho más. Sus movimientos eran lentos pero comenzaron a hacerse más profundos y rápidos, sus ojos viéndome fijamente.

Se que dije que esto no pasaría en mi casa, y menos con mis padres presentes pero es que es imposible resistirse teniéndolo aquí, tan cerca. Agregando el hecho de que se ocultó para poder estar aquí conmigo.

Quitó su mano de mi boca para poder darle acceso a la suya, envolví mis manos alrededor de su cuello, hundí mis manos en su pelo mientras nos movíamos juntos, se sentía diferente, y yo tenía razón cuando decía que si seguía con esto ya no sería solo un encuentro físico, es más que eso. Como me besa y me abraza mientras lo hacemos... es como tener un nuevo lugar seguro.

No. Es imposible que pueda arrepentirme de quedarme si es aquí donde tengo esto, lo tengo a él.

Nos dejamos ir, Nate me envolvió en sus brazos mientras descansábamos, sonreí contra su pecho sin poder evitarlo.

Está pasando, tú... ¿Te enamoraste de él?

No lo sé, me di cuenta que jamás he tenido la oportunidad de amar de verdad, creía que si pero no, porque no se sentía como esto. Mi corazón no latía así de rápido. Levanté un poco la mirada y lo observé. No, definitivamente es la primera vez que me ocurre esto. Lo abracé más y cerré los ojos.

Decidí dejar de frenarme.

—Te quiero, Nate.

Me quedé escuchando el sonido de su corazón acelerado, de alguna manera sintiéndome libre, plena.

Él no respondió.

Esto va a sonar muy acosador de mi parte, pero fue lindo ver como se quedaba dormido mientras me abrazaba, yo solo tenía algo que hacer, solo una cosa más. Me levanté para ponerme el pijama nuevamente, y me acerqué a mi escritorio, abrí la computadora y entré a mi correo electrónico, abrí el borrador que iba dirigido a Mason, con todas aquellas cartas juntas con fecha, las leí todas de corrido y me di cuenta de como fui cambiando... hasta hoy. El último correo.

15 de agosto:
Gracias por todo, sabes que siempre serás mi mejor amigo, mi primer amor, el que me dio la fuerza para convertirme en lo que soy. Te quiero.

Adiós, Mason.

Algunas lagrimas silenciosas cayeron por mis mejillas en el momento en el que presioné enviar, pero lagrimas de alegría, dejar ir se siente liberador, dejé ir a la antigua Charlotte, dejé ir el pasado.

Volteé a ver a Nate, me recosté a su lado y peiné su cabello oscuro con mis dedos, estaba viéndolo a él, viendo el presente y el futuro frente a mi. Eso es lo único que tiene que importarme desde ahora.


Nota: ¿Están listas para quedar así 🤡 el próximo capítulo? Yo creo que no...

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