19- What the hell were we?

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Estos últimos días he salido con Kian, nos hemos puesto al día, siento como si hubiera recuperado a mi mejor amigo, Kian es tan lindo, es amable y cariñoso. Es como un ángel, ¿Saben? Se parece mucho a... Mason.

Ahora acabo de subir al auto de Samuels, yo sonreí al llegar.

—Hola mejor amiga.

—Te he dicho que no me digas así— gruñó mientras arrancaba el auto.

—Vale. Ya estás gruñón otra vez— Saqué mi teléfono y vi la dirección a la que debíamos ir— Lo mejor de todo esto es que Mia terminó con el idiota frente a todo el grupo, fue increíble de ver.

—Ajá.

Yo fruncí el ceño, que cortante. Alan debía estar en ese bar desde hace un par de horas, cuando llegamos esperamos fuera.

—¿Te pasa algo?— pregunté.

—¿Tendría que pasarme algo?— preguntó molesto.

—Claro que si, estás molesto, mira no sé si te caíste de la cama esta mañana o algo pero no te desquites conmigo.

El me miró dispuesto a decir algo pero no lo hizo, solo dio un largo suspiro y volvió a ver hacia el frente.

—Ibas a decirme algo, dilo.

—Será mejor que no.

—¿Porque?

—¿Puedes dejar de hacer tantas preguntas?— preguntó fastidiado.

—¿Puedes responderlas?

—Te callas ahora o te bajas del auto y te vas caminando. Tú eliges.

—Agh, había olvidado lo desagradable que puedes llegar a ser— lo miré con desagrado.

—Yo había olvidado que casualmente me caes mal, Black.

—Después de todo este tiempo ya no creo que eso sea cierto, soy un encanto— dije orgullosa. Él rodó los ojos.

—Si, si. Lo que sea. Alan va saliendo— dijo señalando el bar.

Entró a su auto y nosotros lo seguimos, la verdad es que no estaba prestando atención a nuestra misión ultra secreta, sino al gruñón que está a mi lado. No se que le pasa ¿Tendrá hambre? El camino fue silencioso, pero aunque no habláramos no era incómodo.

Reaccioné al notar que no conocía el lugar en donde estábamos, jamás he venido a este lado de la ciudad, es algo peligroso. Todo estaba oscuro y habían grupos de personas de extraña procedencia. Esto da miedo.

—Tranquilízate, si quieres nos vamos— dijo Samuels poniendo su mano sobre la mía.

—No. Es solo que jamás había venido aquí, solo hay que descubrir que hace y ya.

Samuels dio la vuelta y esperamos a que Alan apareciera, la calle estaba iluminada por los carteles neón, habían muchas personas circulando, esto... ¿Es lo que creo que es?

—No... puede... ser— dijo Samuels apoyándose en el volante y yo miré lo que él veía.

—Mierda.

Si es lo que creo. Había una fila de autos en el lado contrario de la calle, Alan estaba allí, había un grupo de hombres esperando en la acera, uno de ellos se acercó. Vestía muy extravagante, unos pantalones de cuero negros y una camisa rosa neón abierta con un collar de perlas blanco. Él se dio la vuelta y se asomó por la ventanilla, Alan le dijo algo y entró con él. Samuels y yo teníamos la mandíbula en el piso, y fue aún peor cuando el chico se le lanzó a Alan y lo besó apasionadamente.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora