46- Celos y peleas

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Nate Samuels


Es duro verla tan feliz, porque se que lo está siendo bajo una mentira. Mi propia felicidad está basada en eso, engaños y secretos. Ella no merece algo así.

La señora Black me presiona constantemente, se que para ella es difícil confiar en mi, pero le hice una promesa y voy a cumplirla.

Ahora estoy esperándola, aún no ha llegado a la escuela.

—Hola.

Yo levanté la vista de mi celular y observe a la persona que estaba frente a mi, yo he visto a esta chica antes... pelo oscuro, ojos azules, la chica estúpida.

—¿Que quieres?

—Uh, sigues siendo molesto, genial— sonrió— Soy Annie, chocaste conmigo en la feria.

—Tu chocaste conmigo— corregí.

—Es lo mismo— Le restó importancia— Pues buscaba a una amiga que hice en un bar, quería que me ayudara a conocer mejor el edificio. Se llama Gabriela...

—Si, la loca. La conozco, debe estar en el salón de química haciendo explotar cosas, así que piérdete.

Ella me vio con molestia.

—¿Podrías ser más amable? Te olvidas de que no se donde está eso ¿Puedes ayudarme?

Iba a decirle que no pero justo en ese momento vi a Charlotte llegando, dijo que no era necesario que fuera por ella, ya sé porqué. Acaba de llegar con ese idiota de Kian. Increíble. Ella entró a la escuela felizmente, cuando me vio sonrió ampliamente saludándome con la mano.

—Bien. Como sea, sígueme— dije comenzando a caminar por el pasillo.

—¡Nate!— gritó Charlotte. La ignoré.

Annie siguió caminando conmigo, pero le llamó la atención.

—¿Te llamas Nate? Porque si es así, alguien te habla.

—No te interesa, solo sígueme.

—¿Es tu novia? Es bonita.

No lo es— ella asintió—¿Desde hace cuanto que conoces a Gaby?

—Unas semanas, seré la asistente de la directora unos días así que nos pusimos en contacto, siempre es bueno tener amigos— respondió entusiasta.

Que fastidio.

—¿No eres joven para trabajar de asistente? Tienes como mi edad.

—Si, es que no es un trabajo, más bien un favor, la directora es amiga de mi madre así que como tiene mucho trabajo la ayudaré.

—Que emocionante— dije sarcástico.

—Tiene sus ventajas, puedo comer caramelos todo el día, está lleno de máquinas dispensadoras— respondió.

—Al fin dices algo inteligente— le di la razón.

—¿Como te llamas?

—Samuels.

—Ese es un apellido.

—Pues llámame Samuels.

—Como digas— se rindió.

—¿Eres alguna conquista de Gaby?— ella comenzó a reír— Lo digo porque no serías la primera que viene a buscarla.

—Primero: qué miedo ¿De verdad alguien ha venido a buscarla?— yo asentí— segundo: que Gaby tenga amigas no quiere decir que a todas nos gusten las mujeres.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora