25- Mentiras

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Él estaba viéndola con asombro, con temor de lo que podía ocurrir en ese instante. Jamás creyó estar en aquella situación luego de tantos años. Ella se acercó con una sonrisa en su rostro, había esperado por ese momento muchos años, ya era hora.

—Al fin te encuentro, Mason Walker.

*
Un mes antes

Estaba allí, frente a la puerta de la que al parecer solía ser su casa, esto es muy extraño, es tan diferente a lo que imaginaba de él.

Es decir, sabía que él no tenía dinero y que su familia no tenía tantas influencias, jamás lo juzgué por eso, incluso me gustaba que fuera una persona tan humilde y sencilla, era tan él, su esencia era serena, lo más bonito también podía ser lo más simple, podía brillar incluso el doble de lo que las personas comunes hacen.

Pero me encontraba frente una casa grande, muy elegante y sofisticada. ¿Que se supone que debo pensar? El me mintió, él si tenía dinero, solía decirme que le gustaba que fuéramos tan diferentes porque así nos complementábamos. Me siento tan perdida.

—No lo entiendo...

—No hay mucho que entender, me queda más que claro que todo de ese chico es una completa mentira. ¿Ya ves porqué soy mejor?— dijo Samuels sonriendo ampliamente.

Toqué la puerta otra vez pero nadie respondió, es obvio que no hay nadie, ya hubieran salido en esta media hora que llevo aquí afuera como una loca.

Comencé a caminar por la acera, no tenía un rumbo fijo y sabía que Samuels iba a mi lado. Cada vez que descubro algo que podría llevarme más cerca del amor de mi vida, me siento más lejos de él. Es como si él mismo hubiera creado una barrera entre nosotros, no lo sé, es extraño.

—¿A donde vamos?— preguntó Samuels con aburrimiento.

—No se tú, pero yo muy probablemente iré a beber— dije mientras pasaba las manos por mi cabello, estaba algo frustrada. Todo esto es demasiado confuso.

¿Porque mentir? Se supone que éramos los dos contra el mundo, éramos un equipo, él era mi luz, el chico más honesto que pude conocer. Ya no lo veo así...

—¿Enserio te emborracharás porque te estás dando cuenta de lo mierda que es tú amiguito infantil?— preguntó fastidiado.

—Si ¿Que comes que adivinas?

El bufó.

—Mira, somos amigos— yo fruncí el ceño— o algo así, la cosa es que como uno te digo que no deberías beber para poder distraerte.

—¿Entonces qué quieres que haga? La persona en la que yo más confiaba esta resultando ser solo un invento de mi cabeza, ¿Como crees que me siento?— paré de caminar.

—La verdad es que te lo mereces, por ingenua. Te creíste todo lo que te dijo, pero seamos realistas ¿Quien en su sano juicio miente sobre tener menos de lo que tiene? No tiene lógica.

—Tenía doce y claro que fui ingenua, pero yo quería creer en él, lo hacía, era lo más real que tenía, él era tan lindo y atento... solo, creé una imagen de él en mi cabeza para poder recordarlo, pero han pasado muchos años...— dije algo decepcionada.

—Claro, claro— dijo con un tono burlón.

—¿Que?— pregunté molesta.

El sonrió.

—Oh Charlotte, eres la cosa más brillante que he visto, casi me quedo ciego— comenzó a dramatizar mientras ponía una mano en su pecho.

No tiene ni un pelo de romanticismo.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora