12- Propuesta

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Mason, Mason, Mason. ¿Como es que hasta ahora no te he buscado? Lo pensé mucho, hace años intenté hacerlo, pero me pediste que no lo hiciera. Estás tan lejos y a la vez tan cerca. Decidiste alejarte y luego regresaste pero realmente no volviste a mi. Te escondes y eso me lastima, se que somos diferentes pero yo dejaría todo por ti.

Tú me transformaste en esto...

Al abrir mi casillero intenté mantener mi vista al frente y no mirar hacia arriba, pero lo hice. Miré ese pequeño pizarrón que siempre ha estado en mi casillero.

"Cambio"

¿Que significa para ti, cariño? ¿Porque vienes y no me ves?. ¿Porque te acercas para mantenerte distante? Te quiero, deberías entender eso.

Miré hacia la salida, el pasillo lleno de personas tan diferentes a ti, tan falsos y ajenos a todo. En cambio tú eres tierno, amable, eres la persona más comprensiva que podía existir, lo lamento por lastimarte tanto.

—¿Que haces?— preguntó Mia llegando a mi lado.

—Nada— dije volviendo a la realidad.

Ella miró la puerta de mi casillero y suspiró cansada.

—Es un imbécil, solo se hace el interesante y te hace sufrir. Deberías hacernos caso, hasta mamá piensa igual que la tía Alison y yo— dijo seriamente.

—Solo déjalo, no tiene importancia— mentí.

Ella borró lo que estaba escrito como acostumbraba a hacer todo el tiempo, en parte le agradezco, me ayuda a pensar sobre la situación. No me molesto en negar que a veces soy despreciable, uso a los chicos como distracción, claro. Pero a la mayoría no le importa, buscan lo mismo. Mason me transformó en esto. Él iba a irse y no me dejó olvidarlo, al contrario, me hizo amarlo y que anhelara la posibilidad de verlo otra vez. Tengo esos días en los que pienso en él sin parar, como hay otros en los que simplemente no lo recuerdo, por lo general me gusta más la segunda opción. Y eso sólo puedo lograrlo con una distracción, en su momento Kian lo fue, pero le tomé cariño, y eso me frenó, hasta el día de hoy intento cuidarlo de mi misma.

—Ahora, hay un chico de cabello negro y ojos grises que conoces bien haciéndote señas para que lo sigas— dijo mirando detrás de mi.

Volteé y noté que Samuels me llamaba, comenzó a caminar a algún lugar, Mia me guiñó un ojo mientras cerraba mi casillero por mi. Lo seguí hasta la biblioteca, no habían muchas personas pero aún así tuve cuidado de que nadie me viera. Entré a la última fila de estanterías, casi nadie viene hasta acá y estamos al otro extremo de los que vienen a estudiar.

—¿Que quieres?— pregunté cruzándome de brazos.

—Descubrí algo, ayer Alan estaba en un restaurante del centro comercial con un sujeto sospechoso, no pude acercarme, hubiera sido raro interrumpir su comida— dijo mientras se apoyaba en la estantería.

—Cada vez me sorprende más tu nivel de acoso.

—Yo ya estaba comiendo allí, ridícula. Tampoco soy un loco— dijo obvio.

—Okey, pues eso no me importa— le resté importancia.

—Debería, tendrás que ayudarme a descubrir que esconde, estoy seguro de que tiene sucios secretos.

—Todo el mundo tiene secretos. Aunque los suyos dejan de serlo cuando está borracho, a veces se droga para jugar, su madre engañó a su padre con el jardinero, él los vio en pleno acto, no fue difícil, lo hacían en la piscina de su casa. Por eso jamás me había metido allí— hice una mueca de asco.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora