11- Él lo vale todo

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Me acomodé mejor, abrí mis ojos con lentitud, acostumbrándome a la luz, recodé donde estoy, mierda, me dormí. No había rastro del idiota así que me levanté de la cama rápidamente para poder vestirme, en mi defensa estaba cansada, ahora que lo pienso me desvele de fiesta y tuve sexo en la mañana, claramente tendría sueño. Me puse la ropa interior y estaba por ponerme el vestido cuando sentí una mano fría en mi espalda.

—¡Bu!— dijo Samuels apareciendo. Yo me sobresalté.

—Estúpido— dije molesta.

—Creí que no despertarías jamás, creo que estabas muy agotada— se burló mientras comía caramelos de fresa.

—Ajá— dije desinteresadamente mientras seguía vistiéndome.

Busqué mis zapatos y me senté a la orilla de la cama para ponérmelos, sentía la mirada fija de Samuels sobre mi.

—¿Qué?

—Nada.

—¿Entonces? Estás mirándome mucho, se que soy bonita pero es molesto.

—¿Ya te vas?— preguntó sentándose a mi lado.

—Claramente.

—Te encanta huir— dijo burlón.

—A ver cómo te lo explico— dije mientras acomodaba mi cabello— No tengo porqué quedarme, sólo fue un polvo y ya, no es como si con esto tuviera que casarme contigo y deberte algo.

Me paré de la cama y tomé todas mis cosas, se que no es necesario que aclare este tipo de cosas con el pero he vivido experiencias así, las personas no creen que también los chicos pueden ser muy agobiantes, una vez literalmente un chico me dijo novia luego de que nos liáramos en una fiesta, ni siquiera sabía su nombre.

—Las chicas siempre se quejan de que los hombres juegan con ellas y las usan solo para tener sexo y ya. Pero que curioso, Charlotte Black es todo lo contrario— dijo divertido.

—¿Te sientes dolido y crees que jugué contigo?— Me burlé— ¿Vas a llorar y te preguntarás porqué no eres suficiente?

—Vaya, lo haces bien, si fueras un chico realmente serias todo lo que las chicas odiarían.

—La verdad no— respondí— A las chicas suele gustarnos lo complicado. Lo malo.

—Lo que sea. Ya vete, tengo que salir— dijo yendo a su armario y se puso una camiseta, ya estaba vestido hacia abajo.

—Siento que te hubiera encantado echarme pero ya me iba. Punto para mi— dije caminando hasta la salida.

—¿Es una competencia? Por que si fuera así, el punto sería para mi— dijo bajando la escalera más rápido que yo.

—¿Porqué?

—Porque olvidas las cosas con facilidad— se agachó a mi altura— Dos palabras: Kian Harrison.

Kian. Miré mi teléfono, estaba en modo vibración, tenía muchos mensajes suyos. Todos preguntándome donde estaba y si iría, ya los últimos decían que ya no importaba. Vi la hora, son las cuatro de la tarde, puta mierda.

—Mierda— dije preocupada, intenté llamarlo pero no me respondió, me colgaba.

—Fácil de distraer Black, pero no mentiré fue una buena distracción. ¿Puedes irte? No quiero que me vean contigo— sonrió victorioso.

—Eres un estúpido, lo hiciste a propósito.

—Claro que si, tengo mis objetivos intactos, un polvo no va a cambiar mi punto de vista sobre ti— apretó mi mejilla, yo quité su mano bruscamente.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora