7- ¿Amigos?

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Me sujete fuerte de la barandilla, un suspiro se escapó de mis labios, esto duele, más bien es incómodo. Kian me miraba con diversión.

—No te burles y coopera, Harrison— gruñí.

Estaban poniéndome un corsé, lo necesitaba ajustado para la sesión que tendríamos, la chica no tenía la fuerza suficiente, él si. Kian tomó mis manos y las pasó por detrás de su cuello, pasó sus manos por mi cintura y tomó las cuerdas, sus ojos azules solo mostraban diversión.

—¿Quieres que sea rudo?— preguntó entre risas.

—Solo hazlo.

Casi me quedo sin aire al sentir la presión del corsé, él me ayudó a atarlo y mi atuendo estaba completo, Kian Harrison también es modelo, su cabello rubio está peinado, le hicieron ondas y caen por su frente ordenadamente. Somos amigos desde hace años, hace tiempo que no nos tocaba hacer alguna sesión juntos, ya hemos crecido bastante desde entonces.

La temática es ángeles y demonios, obviamente soy el demonio, mi maquillaje es oscuro, nada completamente exagerado pero cuando me vi al espejo no me reconocí. Me preguntaba quien era esa chica tan sexy que se veía ahí. Mi cabello está suelto, se hicieron ondas para crear más volumen, y mis labios son de color rojo. Mi corsé y la falda son de color vino intenso.

En cambio Kian, va todo vestido de blanco, parece un ángel de verdad. Pero no lo es, esta loco. Comenzamos la sesión, algunas fotos de él, otras mías y ahora debíamos hacer las fotos juntos.

—Okey, quiero que se vea que tú Charlotte intentas llevarlo al lado oscuro, y tú Kian, tienes que verte atraído por ella.

—Eso es fácil— dijo mirándome. Yo solo rodé los ojos divertida.

Hicimos un par, luego decidimos que yo tomaría su barbilla y me inclinaría hacia él como si fuera a besarlo, la verdad es que quedaron muy bien, además Kian es de esos chicos que bromean todo el tiempo y le hacen el ambiente más ligero a todo el equipo.

—Están geniales— dijo él mientras nos enseñaban el monitor.

—Si, los felicito, hicieron un excelente trabajo— Yo la mire fijamente— Charlotte no me mires así, ya puedes quitártelo— dijo la fotógrafa.

—Genial— dije emocionada.

Prácticamente corrí a mi camerino para poder quitármelo, Kian vino conmigo, se ofreció a ayudarme.

—Debes estar sufriendo mucho con esto— dijo mientras lo desataba— Ahora... listo.

—Gracias— dije aliviada.

Me paré detrás de la cortina para poder cambiarme, pude respirar después de un par de horas de sesión, esta es la parte difícil de ser modelo. Se requieren sacrificios.

—¿Como has estado?— pregunté mientras volvía a sentarme frente al espejo para quitarme el maquillaje. Esto está resultando difícil pero que alivio.

—Bien, hace un año que no coincidíamos en una sesión fotográfica. Es emocionante— dijo con una sonrisa en el rostro.

—Si, admito que me divierto mucho contigo al sacar fotos— dije mientras lavaba mi cara, doble alivio.

—También nos divertimos mucho fuera del estudio— me recordó, yo lo miré por el espejo seguido de secarme el rostro con una toalla.

—Kian, creí que eso había quedado claro, sólo fue una vez... somos amigos ahora ¿No?— pregunté mirándolo.

—Aún no lo entiendo, sabes que yo siempre fui bueno contigo, me conoces, no soy de cosas de una noche nada más, y lo admito, creí que pudimos haber sido más que amigos.

—Yo jamás te di falsas esperanzas, siempre te dije que yo no buscaba nada serio. Éramos amigos con beneficios nada más.

—Lo sé, fue mi error, ¿pero aún sigues enamorada de él?— preguntó confundido.

—La verdad es que no lo sé, supongo que trato de aferrarme a eso, pero si. Y se que es estúpido, he tratado de cambiarlo y lo sabes.

—Si, pero cambian muchas cosas en un año, ahora ¿Vamos a almorzar? Tengo hambre, así nos ponemos al día, como amigos claro.

Acepte, la verdad es que siempre he querido mucho a este chico, partimos en este mundo casi al mismo tiempo, fuimos amigos rápidamente, buenos amigos, pero al crecer, con todas esas hormonas rondando terminamos besándonos un par de veces, al pasar el tiempo eso fue avanzando hasta que una noche hace un año nos liamos, quedamos bien, sólo como un bonito recuerdo, y todo por culpa mía, porque le temo a lo real.

Y cuando tienes miedo del amor terminas lastimando a las personas que no lo merecen, por eso es que jamás he tenido nada realmente serio, porque así decido que sea. Si no dejo que me quieran no pueden lastimarme, y yo no lastimo a nadie. Prefiero conservar a mis amigos, ellos se quedan, pero las relaciones arruinan amistades y te hacen perder a personas que realmente valían la pena.

Por eso es que Kian es mi amigo, por que se que lo vale, y es de esas personas que necesitas que se queden en tu vida para siempre.

—¿Alguna conquista?— pregunté divertida.

Solíamos venir a este restaurante seguido, está en el centro de la ciudad, la comida mexicana es genial aquí.

—Pues si, pero no duran demasiado, viajo más tiempo del que puedo dedicarle a alguien. A veces te envidio ¿Sabes? Tú estás aquí con tus proyectos, con tu familia, debe ser lindo.

—Es porque elijo quedarme aquí, pero tú tienes la oportunidad de internacionalizar tu carrera ahora, yo me concentro en mis estudios al mismo tiempo que hago lo que me gusta— me encogí de hombros.

—Bueno, ¿Que hay de ti? ¿Hay alguien?

—No. No tengo distracciones.

—¿Porque no quieres o porque no has encontrado una distracción aún?— preguntó burlón.

—Porque no he encontrado, pero eso no importa, tengo cosas más importantes que resolver.

—Pues sabes que si necesitas una distracción aquí está tu humilde amigo para ayudarte— se señaló.

—No empieces.

—Pero si no lo digo como si fuéramos a casarnos, he madurado Charlotte, sé diferenciar las cosas. Deberías aprovechar es una oferta por tiempo limitado.

—¿Ah si?— pregunté divertida.

—Así es, el próximo mes volveré a Italia, tengo varios proyectos allí.— Un grupo de chicas pasó por nuestro lado y se le quedaron viendo embobadas— ¿Ya ves lo solicitado que soy?

—Claro, mejor comamos, muero de hambre— dije riendo.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora