50- Todo se desmorona

3.6K 378 105
                                    

Charlotte Black

Cuando él se fue yo me separé rápidamente del abrazo de mi madre. Mía y Bruno me vieron con confusión.

—No debiste hacer eso— le dije con molestia.

—Solo quería ayudarte, hija.

—Pues mentiste. Porque tú no me lo dijiste— respondí— Yo lo descubrí sola, y confié en ti, mamá. Quise hablar contigo porque creí que eras la única persona que no me mentiría jamás, pero tú ya lo sabías.

—Lo supe antes, cuando tú tío Daniel reconoció al chico, pero lo confirmé después cuando conseguí su expediente— confesó—. Tú también lo sabías desde antes, decidiste decírmelo dias más tarde— se defendió.

—¡Porque quería confirmarlo! ¿Acaso no entiendes que me negaba a creer que la persona que amaba me engañó?

—Lo sé. Y perdona, pero sólo quería protegerte cariño— admitió, acariciando mi mejilla.

—No seas hipócrita— me solté de su agarre con fastidio—Siempre has tenido la necesidad de saberlo todo, de controlar cada cosa qué hay a tu alrededor ¿pero que crees? Solo haces daño, porque en realidad no te preocupas ni un poco por mi. Eres egoísta, Alison Black.

Mamá solo asintió. No dijo ni una palabra más.

—Charlotte, estás dolida, pero tú madre no tiene la culpa— dijo Mia.

—¿Y tú que sabes? Tú no estuviste ahí, tampoco Bruno. Porque solo piensan en ustedes, ¿y yo? Yo tuve que guardarme lo que había descubierto porque ninguno de los dos atendió a mis llamadas anoche. Son iguales a ella— señalé a mi madre— pero no necesito a ninguno.

—A veces me fastidia que seas tan parecida a Ethan— comentó Bruno— si hice eso, pues perdona, pero tampoco tenemos que soportar que te desquites con nosotros.

—¿No lo entienden verdad? Porque jamás les ha pasado que creían estar enamorada, dos veces, y que hayas luchado por eso, y que ninguna fuera real. No saben lo que se siente que te utilicen— respondí— Si no van a ayudarme entonces cierren la boca. Solo váyanse.

Ellos me observaron dolidos, pero finalmente salieron de la casa. Menos ella, mi madre solo se me quedó viendo sin ningún rastro de tristeza o dolor, como Mía y Bruno tenían.

—¿Y tú porque sigues aquí?— pregunté.

—Si quieres estar sola pues la puerta es bien grande, pero aunque estés dolida jamás voy a permitir que me faltes el respeto. Esta es mi casa, y no es mi culpa siempre tener la razón. Que te moleste es cosa tuya. Si no quieres verme puedes irte, pero de aquí no me muevo.

—¿Estas echándome de casa?

—Tómalo como quieras. El dolor no justifica dañar a los que quieren ayudarte.

— ¿Que clase de madre eres?

—La mejor que podrías tener.

—Lo dudo mucho. Pero tampoco me iré de aquí, así que tendrás que lidiar conmigo.

—¿Me estás declarando una especie de guerra, Charlotte Black?— se burló.

—No te burles de mi.

Ella sonrió.

—A veces eres idéntica a tu padre. Deberías preguntarle cómo es declararme la guerra— yo fruncí el ceño— yo siempre gano.

No esperó mi respuesta y simplemente se fue hasta su oficina. Yo me quedé allí en la sala, molesta, herida... sola. Estaba alterada, furiosa, y no sabía lo que hacía.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora