55- Amor fraternal

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Charlotte Black

Toqué la puerta de la oficina con insistencia. Al oír el permiso de mi madre entré rápidamente, no sé si fue bueno que mi padre también estuviera allí, pero sólo hice lo que iba a hacer desde que decidí venir aquí. Mi madre estaba observándome con confusión, avancé rápidamente hasta ella y la abracé con todas mis fuerzas.

—Vaya, veo que a alguien le regresó el amor por mi— dijo divertida.

—Me siento excluido— comentó papá.

Yo no quise separarme de ella, y creo que eso la hizo confundirse. Porque me alejó un poco, y notó que yo estaba llorando.

—Charlotte... ¿que te pasó? ¿Es Nate?

Yo negué con la cabeza.

—¿Porqué no me lo dijiste?

—¿Decirte que, cariño?

—Nosotros te hubiésemos apoyado, mamá. ¿Porqué se lo guardaron?

Papá vio su teléfono y luego me observó con asombro.

—¿Porqué fuiste a la prisión?— preguntó alterado.

Mamá unió los puntos. Lo que le pregunté esta mañana y lo de ahora. Sus ojos se llenaron de lagrimas mientras estaba viéndome.

—Fuiste a ver a... Jack.

Yo asentí.

—¿Como sabes quien es?— preguntó papá, levantándose de su lugar— ¿Como llegaste a él?

—Eso no importa, Ethan. Ya lo sabe— respondió mi madre.

—Yo te hubiera apoyado, mamá.

—No queríamos que el pasado les afectara a ustedes— explicó— no es algo fácil de decir, y menos si quieres olvidar.

—Entiendo, pero soy lo suficientemente mayor como para entenderlo.

—Pero tu hermano no— dijo papá— el imbécil de Jack ya no forma parte de nuestras vidas, y así debe quedarse.

—Lo sé. No iba a decírselo a Liam. Jamás voy a decírselo— aseguré— Hay que proteger a Liam del pasado.

—Exacto.

—Soy capaz de matar a ese imbécil si se atreve siquiera a poner un pie fuera de esa cárcel— dije molesta.

—Charlotte no digas eso— dijo mamá.

—Hay que proteger a Liam, y yo daría mi vida por él— respondí.

— Y a ti también hay que protegerte— dijo papá— ¿No te vio verdad?

—No. Claro que no— respondí al instante.

—Bien, prométeme que jamás regresarás a ese lugar.

—Lo prometo, Papá.

El asintió, me dio un beso en la frente a salió rápidamente de la oficina. Mamá me guió para que nos sentásemos en el sofá, me contó todo lo que había sucedido. Y dolió más escucharlo de ella. Porque fue la primera vez que vi a mi madre tan indefensa ante mi. Jamás llora frente a nosotros, y verla llorar me dolió más que un puñal en el corazón.

—Si antes eras mi heroína ahora eres mucho más que eso, mamá— quité mi cabeza de su hombro— ¿tienes idea de lo fuerte que eres?

—Tengo una idea— dijo divertida— La valentía llega en momentos difíciles, pero es mejor, asi tu puedes aprender y no cometer mis mismos errores— acarició mi mejilla.

—Lo sé.

—Sabes que la valentía también incluye seguir tu corazón y no fingir ser feliz con algo que no te gusta ¿verdad?

Yo asentí.

—No quería herirlos.

—Me hiere más que creas que para hacernos felices tu debes ser infeliz. Sigue tus propios sueños cariño. No es tu obligación hacerte cargo de la empresa.

—Pero Liam no lo hará.

—Tendrás hijos, Liam tendrá hijos, ellos tendrán más hijos— dijo divertida— la familia Black no termina con ustedes, Charlotte, no estás atada a esto.

—Yo... quiero irme a Paris, como tú— confesé.

—Lo sé. Críe a una Morgan sin querer, y estoy orgullosa de eso. Pero debes decirle la verdad a tu padre, le ilusiona la idea de que continúes con su legado pero siempre vamos a querer que seas feliz.

—Lo haré. Pero no hoy. Hoy solo importas tú.

Sentimos unos golpes en la puerta, mamá dio el permiso y Ana apareció. Yo sonreí.

—Ana Clark— saludé.

—Charlotte Black, no te vi llegar— dijo divertida.

Ella dejó la bandeja sobre la mesa y abrió sus brazos. Yo me levanté y la abracé efusivamente.

Ana me conoce desde que nací, y nos saludamos de nombre y apellido porque es un juego nuestro. Ella es muy importante para mi.

—Claro que no la viste llegar, si eres una ejecutiva tan distinguida y ocupada— la molestó mamá.

Yo la observé con asombro. Ana me sonrió con emoción.

—¿Al fin aceptaste el ascenso?— pregunté feliz.

—Es terca— comentó mamá— pero logré que aceptara ser la gerente general de la empresa Black. ¿A que no suena lindo, Ana?

—Felicidades Ana— dije entusiasmada— invítame a un helado de vainilla.

Las tres reímos.

—Tendrá que ser otro día. Pero les traje un café.

—Anita linda, hace muchísimos años que ya no eres secretaria. No tienes porque hacer eso— le recordó mamá.

—Y hace muchísimos años te he dicho que seguiré haciéndolo, Alison— respondió Ana con una sonrisa.

—Al menos conseguí que me llamara Alison— respondió mamá, rendida.

—Yo ya me voy, pero fue un gusto verte, cariño— se dirigió a mi.

—Lo mismo digo— respondí. Ella salió de la oficina.

—Lottie— me llamó mamá— creo que tenemos un tema pendiente.

—¿Cual?

—Nate Samuels.

—No quiero hablar de él.

—No huyas de tus problemas. Estuve pensando demasiado, y creo que el chico cometió muchos errores, pero tú también. Y no digo que lo perdones ahora. Pero deberías considerar todo lo que está en juego— tomó mi mano— Si vas a irte, no te quedes con cosas sin resolver, te arrepentirás luego. Y estoy segura de que en verdad amas a ese chico.

—Me hizo mucho daño.

—Ambos lo hicieron. Y créeme que vivir con rencor en el corazón no trae nada bueno. Aprende a perdonar, Charlotte.

—Lo intentaré.

—¿Lo prometes?— mostró su meñique.

Yo sonreí. Entrelace mi meñique con el suyo.

—Lo prometo, Mamá.


Nota: Que emotivo. Pero aunque apenas apareció me gustó ese pequeño vistazo a la nueva Ana. Mi Ana Clark ahora toda una ejecutiva, yo la amo.

Todo comenzó con su Mirada | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora