Todo comenzó con su Mirada | ✔️

15- Espionaje

Ni siquiera estoy pensando, simplemente necesito distraerme, y esta parece ser la única opción que tengo, estoy con Samuels en su auto, seguimos a Alan pero es menos emocionante de lo que parece, tampoco es como que esté prestando mucha atención, mi mente se quedó estancada hace horas atrás... cuando leí su ultimo correo electrónico.

Mason y yo nos hablábamos seguido luego de que se fuera, jamás dejamos de hacerlo a pesar de todo lo que había pasado, pero desde hace un tiempo no puedo escribirle, es decir, lo hago pero los días que me atrevo los guardo en el mismo borrador, como si fuera un diario. Hay algo que me frena, tal vez es culpa o simplemente tristeza, pero él no ha sabido nada de mí en semanas.

02 de Mayo:

Te extraño Mason,
Sabes que lo hago, te extraño tanto como el ultimo día que te vi, pero no puedo responder tus correos, es extraño pero ya no me siento cómoda haciéndolo, todo esto siempre ha sido tan normal entre nosotros pero ahora me siento como una extraña, como si fuera ajena a lo que siento. Y me he aguantado de decirlo por mucho tiempo pero me hieres, me lastimas y sigo ahí, por que te amo, porque te prometí que cuando terminara el instituto ambos estaríamos juntos, y aún mantengo mi promesa, solo que últimamente el tiempo se siente más pesado...

Eso fue lo que escribí esta mañana, una supuesta respuesta a un correo tan común como el suyo, en el me contaba que había terminado de leer por quinta vez uno de sus libros favoritos. Harry Potter. Y qué me quería. Mason es un chico adorable, es muy tierno y romántico. Aún recuerdo ese color miel de su cabello y como lucia aún más brillante a la luz del sol, porque él es eso, luz.

—Oye— dijo Samuels seguido de tomar mi mentón para que lo mirara— Te ves perdida.

Lo estoy.

—Solo miraba el cielo, está lindo.

—Ajá— dijo sarcásticamente, sabe que miento— El cielo completamente oscuro por la noche y las horribles nubes, si, precioso.

Mierda.

—Oye Nate— El encarnó una ceja— Samuels— corregí— ¿No quieres pasar al asiento trasero?— pregunté con una sonrisa.

—¿Para que?

Oh, eso fue muy inocente de su parte.

—Solo hazlo— El bufó pero terminó por obedecer.

Estamos en una pequeña colina, no hay nadie por aquí, pero podemos observar la casa de Alan que se encuentra al inicio de la calle contraria. Nadie nos verá.

—¿Y ahora que? Me siento como un niño pequeño que fue castigado y que lo enviaron al rincón— dijo asomándose entre los asientos.

—Tal vez si salieras de allí yo podría pasar, genio.

—Uh, adelante— se hizo a un lado rápidamente.

Pasé al asiento trasero y ni siquiera esperé a que pudiera reaccionar, simplemente lo besé. Tiré del dobladillo de su camiseta y lo ayudé a quitársela. Oh si, una efectiva distracción. Me quité la chaqueta y cayó por ahí, Samuels tomó una de mis piernas y me guió para que me sentara a horcajadas sobre él. Pasé mis manos por su abdomen, lo sentí tensarse.

—Tu blusa no me gusta— dijo entre besos.

—¿Y a mi que?