Kenzo
Ragnak y yo entramos en la Cámara de padre vigilando que no hubiera nadie por los pasillos.
—¿Estás seguro de que no vendrá?—pregunté mientras cerraba el gran portón con cuidado.
Ragnak rio mientras rebuscaba por los cajones.
—Está reunido y créeme, no saldrá de la sala de juntas en un buen rato.
Asentí no muy convencido mientras veía como mi hermano seguía buscando. Finalmente soltó una exclamación en forma de victoria cuando encontró lo que procuraba.
—Haz silencio,—regañé—¿acaso quieres que nos escuchen hasta en los calderos o qué?
Ragnak me sacó el dedo de en medio y sonrió con triunfo mientras cogía una daga y se cortaba parte de la muñeca dejando caer sangre de esta, para darle forma al símbolo que abría el portal.
—¿Te has encargado de Cerbero?—Sonreí con burla.
Cerbero era el mote que le habíamos puesto a Nicklaus; nuestro hermano menor. Nick era la mano derecha de Padre; sus ojos, oídos y por supuesto, su favorito. Él representaba el pecado de la Ira y como es evidente, una pequeña versión de Satán según todo el Infierno.
—Claro que me he ocupado de él, ¿por quién me tomas?—Ragnak guardó la daga y se adentró en el símbolo que había creado—Estaré de vuelta en unas horas.—Aseguró mientras revisaba que la herida abierta por la daga hacía el proceso de curación.
—No llames la atención ahí arriba—le previne recordando el desastre que había formado seis meses atrás.
El circulo comenzó a incendiarse ardiendo alrededor de Ragnak, acto seguido, un portal se abrió. Antes de adentrarse en él, se giró y sonrió.
—Te traeré un souvenir.—Dijo mientras se introducía por completo al portal desapareciendo del lugar.
Suspiré con pesadez mientras recogía todo y salía de la alcoba sin ser visto. Caminé hasta el gran salón encontrándome con algunos de mis hermanos. Kade yacía en el gran sofá apenas respirando, sin mover algún músculo como de costumbre; Hainess devoraba una costilla con una mano mientras que con la otra sostenía una copa con algún brebaje y Malik estaba en la otra punta del lugar viéndose al espejo, apenas notando la presencia de alguno de nosotros.
Me senté en el sofá junto con Kade, apartando su pierna sin cuidado haciendo que este gimiera en protesta.
—Cuidado ricachón—se quejó, así es como él me llamaba.
—¿Dónde está Elijah?—pregunté desinteresado, había que tener más cuidado con él que con cualquier otro demonio de la corte.
Hainess apenas me prestó atención, empleaba toda su concentración en aquel trozo de carne apunto de terminarse dejándolo deshuesado y Malik seguía sin notificar que estábamos allí. El único que me contestó fue Kade.
—No tengo ni idea, no me he movido de aquí desde esta mañana,—si no lo conociera me preocuparía—¿para qué quieres saberlo?—me miró mientras se acomodaba más, si era posible, en el gran sofá— Si os detestáis mutuamente.
Y era cierto, si bien toleraba al resto de mis hermanos, Elijah y yo nunca terminamos por entendernos.
Ante la pregunta de Kade sólo me encogí de hombros y miré hacia otro lado.
—Ragnak se ha ido de caza, ¿no es así?
Abrí los ojos y le tapé la boca con urgencia.
—Por un demonio, baja la voz, ¿tienes idea de lo que podría pasar si se llega a enterar Padre de que alguno de nosotros ha ido al mundo terrenal sin supervisión?
Kade me apartó la mano de su boca y sin ganas se sentó.
—No hay nadie que pueda oírnos aquí, ese de allá—señaló a Malik—mientras tenga ojos no apartará la vista de ese espejo, y el de ahí—señaló a Hainess esta vez— hasta que no acabe con esa costilla estará absorto de cualquier cosa que no sea comida.
—Las paredes tienen oídos idiota.
—Hablando de oídos, ¿y Cerbero?
—Ragnak ha dicho que se ha encargado de él.
Mantuvimos la mirada clavada en el otro hasta que nuestros orbes se fueron abriendo poco a poco con exageración.
<<Si Ragnak se había encargado de él eso solo podía significar que...>>
Un estruendo en el lugar hizo que Hainess tirara la copa que sostenía con su mano libre del susto y se quejara. Nick ingresaba con pasos agigantados y furiosos hacia el centro de la sala.
—¡¿DÓNDE ESTÁ?!
Hainess dejó de comer y miró a Nick estupefacto.
—Y ahí está nuestro terroncito de azúcar—Habló Malik.
—Ese bastardo me ha encerrado en el torreón, ¿dónde está? pienso devolverlo al agujero del que nunca debió salir.—Gruñó.
Me levanté e intenté tocarle el hombro pero me apartó de un empujón. Iba a enterrar a Ragnak en cuanto volviera.
—Escucha Nicklaus, tienes que relajarte—dije mientras intentaba sacarlo fuera de la estancia para que no llamara la atención más de lo que ya lo estaba haciendo.
—¡Y una mierda me voy a relajar, si no aparece ahora mismo iré con Padre y tendrá que responder ante él!
Mi paciencia estaba al límite y mis manos picaban por sentarlo de un golpe, pero para la suerte de todos, Kade estaba ahí.
—Genial, puedes ir con Padre a la sala de juntas dónde está reunido y decirle delante de todos los demonios de la comarca que tu hermano mayor te ha encerrado haciéndote una jugarreta. Estoy seguro de que le encantará salir de ahí e ir a socorrerte.
Todos en la sala nos quedamos quietos y en silencio, esperando que esas palabras bastaran para que el ambiente se destensase. En el momento en el que Nick bufó y sus ojos abandonaron ese color rojo que le caracterizaba todos volvimos a respirar regularmente. Salió del gran salón maldiciendo a cada alma en pena que se le atravesaba por su camino dando un portazo.
Miramos a Kade volver a recostarse en el sofá y cerrar los ojos.
—¿Y tú te eres el mayor de nosotros?—Rio Hainess.
Ignoré su comentario y pasé mis manos por el cabello procesando lo que acababa de pasar. De pronto la temperatura del lugar comenzó a calentarse y todos los muebles, jarrones u otro objeto sólido que hubiera ahí, comenzó a volar sin rumbó hasta chocar con la pared. Me giré a ver a mis hermanos y estábamos los siete ahí.
Elijah, Ragnak, Nicklaus, Malik, Kade, Hainess y yo teníamos la misma cara de confusión. Seis portales se abrieron detrás de ellos absorbiéndolos uno por uno. Escuchaba sus gritos pidiéndome ayuda. Abrí el portón intentando esquivar los portales que se abrían delante de mi, miré hacia atrás para comprobar si era real lo que estaba sucediendo.
—Otra vez no, otra vez no—jadee corriendo lo máximo que me permitían mis piernas.
Cuando miré hacia delante vi a Padre frente a mi sonriendo; sonriendo de esa manera sádica y macabra que tanto le gustaba. Extendió la mano y sentí mi cuerpo caer al vacío.
Estaba en un portal otra vez, pero ahora estaba todo oscuro, no veía nada, tan solo escuchaba a mis hermanos gritar con desespero y pidiendo clemencia.
—Basta, basta, basta—Susurraba una y otra vez cerrando los ojos con fuerza.
<<¡¡BASTA!!!>>
Me desperté agitado y empapado de sudor. ¿Dónde estaba? Miré a mi alrededor y reconocí las ventanas de mi habitación en el albergue. Intenté levantarme de la cama pero me maree en el proceso haciendo que me sentara violentamente.
Metí la cabeza entre mis piernas mientras intentaba regular mi agitada respiración. Una pesadilla.
Todo había sido una jodida pesadilla.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...