Kenzo
—¿Lo has entendido?
Jane asintió. Esperé a que se levantara de la cama para irse pero no lo hizo. Se quedó observándome con el semblante frío.
—¿Qué?—Pregunté.
—Kenzo, ¿Tú sientes algo por Jezabel?
—¿Qué clase de pregunta es esa?
—Responde.
Suspiré—ya te he dicho lo que soy, no puedo sentir nada por nadie a no ser que sea...
—Sí, sí riquezas, bienes, dinero...Pero, ¿ni siquiera sientes un ápice de cariño o...?
Fruncí el ceño y me apoyé en el escritorio metiendo las manos en los bolsillos de la sudadera.
—¿A dónde quieres llegar con todo eso?, soy un Demonio Jane, un Pecado. No es como si fuera expulsando amor por los poros.
Jane hizo una mueca y se levantó de la cama para apoyarse también en el escritorio con los brazos cruzados. La vi de reojo, ella mantenía la vista hacia abajo y se mordía el labio inferior continuamente.
—Jez piensa que te gusta, —levanté una ceja sin mirarla—creo que va a dejar a Dean por ti.
—Ella dijo que no estaban juntos.
—Se supone que aquí, en Fixon, hasta que no cumplas los diecinueve no puedes oficializar una relación, pero llevan saliendo un año Kenzo y ella lo va a dejar por ti.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? Ya te he dicho que no puedo darle lo que quiere, tal vez un poco de diversión de vez en cuando pero nada de sentimientos.
Jane giró la cabeza y me miró.
—Si no vas a cumplir con sus expectativas entonces desaparece de su vida, no la sigas ilusionando y diciéndole lo maravillosa que es si no vas a quedarte a su lado. No tienes ni idea lo duro que puede ser el abandono Kenzo.
Despegué la mirada de ella y apreté los puños dentro de los bolsillos.
—Sí que lo se.
Yo fui el primero de mis hermanos en descubrir el abandono de Lilith, nuestra madre. Independientemente de ser un Demonio, Lilith siempre se había mostrado cariñosa y amigable con cada uno de nosotros. Esa parte humana que habitaba en ella salía de su ser para brindarnos todo ese afecto que alguna vez nuestro padre se encargó de borrar. Ella fue la que nos otorgó nuestros nombres, la que acudía a nosotros cuando nos sentíamos perdidos e insignificantes, la que estuvo a nuestro lado en todos y cada uno de nuestros entrenamientos... Ella lo fue todo.
Me costó tiempo asimilar que se había ido, que nos había abandonado a nosotros. Para aquel entonces mi mente no paraba de reproducir todas las veces que ella juraba que sacrificaría su alma humana y demoníaca por nosotros una y otra vez. Primero pasé por la negación, la busqué por todo el Infierno, gasté mis energías sosteniendo su pertenencias intentando notar su presencia; después preguntaba a todos los sirvientes y esclavos de el reino cuando la habían visto por última vez, pero todos me daban respuestas inútiles. Finalmente me rendí, decidí dejar de buscar a alguien quien yo pensaba que se había marchado por su propio pie... Hasta que escuché una conversación que tuvo Lucifer con Leviatan:
—Cualquier ser del Infierno que se atreva a desafiarme, desobedecerme o retarme deseará estar en el caldero.
No había escuchado el nombre de mi madre, pero se me hizo inevitable pensar en ella. Mamá nunca estaba de acuerdo respecto a la educación que nos estaba dando Lucifer; sus discusiones hacían temblar todo el castillo, Lilith nunca fue una mujer de pocas palabras y daba la cara por todos nosotros, algo que Lucifer nunca vio acertado; eso fue lo que me llevó a pensar que él podría haber tenido algo que ver en su desaparición. La extrañaba, la extrañaba mucho... Pero ya no podía hacer nada por ella ni por encontrarla.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...