Kenzo
A medida que me alejaba más del centro del pueblo, su olor era más intenso.
Su rastro me llevó al acantilado. Allí estaba. Entre los árboles veía su silueta; estaba descalza mirando hacia el vacío y temblando.
Intenté acercarme sin hacer ruido, no quería asustarla y que se precipitase hacia delante por ello. Cuando consideré que estaba a una distancia lo suficientemente prudente la llamé casi en un susurro.
—Jane.
El sonido de su sollozo quedó grabado en mi cabeza.
—A-ayúdame—No apartó la mirada del acantilado.
—Y lo haré monjita, pero necesito que me mires, tienes que girarte despacio y mirarme.—Di un paso hacia ella mientras estiraba la mano.
—¡No!—sus pies dieron un paso hacia delante, si daba otros tres caería.—S-si te acercas, saltaré.
Mi pecho comenzó a subir y a bajar erráticamente de los nervios.
—No saltes Jane.
—Dijo que y-yo...Si t-tú te acercas tengo que saltar. No quiero morir Kenzo.
La había obligado, entró en su cabeza y le dio la orden de saltar si me acercaba a ella para ayudarla.
—Escúchame...
—No me quiero morir, no me quiero morir, no quiero...—comenzó a murmurar repetidas veces temblando y aumentando sus sollozos.
Si me acercaba iba a saltar, Jane no aguantaría una caída al mar así. Se ahogaría en el momento en el que las olas la arroyaran. Tenía que hacer algo, tenía que salvarla.
—No te vas a morir, confía en mí.
Jane giró un poco su cara y pude ver su nariz y mejillas rojas por el frío y el llanto; de sus ojos verdes no dejaban de brotar lágrimas que descendían por su rostro sin control.
—Sácame de aquí por favor, por favor—suplicó.
Dio otro paso hacia adelante y me alarmé.
—No me he acercado a ti, no avances más.—El sudor frío comenzaba a descender por mi espalda.
—No lo estoy haciendo yo, te lo juro.—Él estaba aquí y estaba presenciándolo todo.
Dio otro paso más haciendo que las piedras del filo del acantilado cayeran poco a poco. Mi cuerpo comenzó a temblar. Si no la agarraba ahora caería.
—Está bien está bien—aparté los mechones de mi frente y respiré hondo—, voy a dar hacia atrás ¿vale?—le avisé.
—¿Qué?, ¡No,no,no, no te vayas no me dejes aquí!—su llanto aumentó.
—No te voy a dejar Jane, pero necesito que confíes en lo que voy a hacer ¿vale?—no contestó, continuaba llorando y a mí se me estaba acabando el tiempo—Monjita—la llamé—¿Confías en mí?
Dejó de llorar y me miró a los ojos. Asintió.
Sonreí aliviado.
—Vale, muy bien Jane. Vamos a hacer lo siguiente, solo tienes que...
Mis palabras fueron cortadas por el estruendoso ruido del filo del acantilado partiéndose en dos. Todo pasó a cámara lenta para mí. La cara de horror de Jane me perseguiría por la eternidad.
—Kenzo—aún a la distancia a la que estaba escuché como susurró mi nombre .
—¡No!—grité mientras corría hacía la parte dónde había caído la pecosa.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...