Capitulo 33

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Jane Mitchell

Solté todo el aire que estaba conteniendo y llevé mi mano al pecho. Me recompuse y me aclaré la garganta.

—Gracias.

—¿Te lo llevarás?

Asentí, Jez aplaudió y me empujó de nuevo al vestidor donde me había cambiado. 

—Cámbiate ya, aún tenemos mucho que hacer.

Me cambié lo más rápido que pude y dejé la ropa que no iba a llevarme en el mostrador. Jez llevaba tres bolsas mientras que yo solo cargaba con una en donde se encontraban los dos vestidos, el que había escogido yo y el que me había elegido Jez. Continuamos hablando y bromeando mientras caminábamos por el centro comercial. 

—¿Te parece si vamos a la perfumería del centro?

—¿Quieres gastar más?

Jez rodó los ojos.—Hoy es día de fiesta Janie, la tarjeta no tiene límites. 

—Vamos entonces.

Decidimos bajar por el ascensor. Tocamos el botón y esperamos pacientemente a la máquina mientras tanto. Las puertas se abrieron; dentro habían cuatro personas: una señora de avanzada edad, un adulto con un niño y una mujer de mantenimiento.  Dimos las buenas tardes y apretamos el botón de bajada. 

Para ser un ascensor, era bastante pequeño. Jez y yo íbamos pegadas la una a la otra tratando de no pegarnos de más a las personas de dentro. Justo delante de mí se encontraba la mujer de avanzada edad, cargaba una bolsa de tela. Lo único que se escuchaba dentro del ascensor era la música de ambiente que había en él. 

El timbre del ascensor indicando la planta baja sonó. El niño más el adulto fueron los primeros en salir, seguidamente la mujer de mantenimiento y Jez quien salió casi de inmediato. La señora de avanzada edad no se movió. 

Me incliné un poco hacia ella y le hablé tocándole el hombro con deliadeza.

—Disculpe, ¿Se encuentra usted bien? ¿Necesita ayuda con la bolsa?

La señora no se inmutó. Mi mano no abandonó su hombro en ningún momento.

—¿Oiga..

Su mano agarró mi muñeca aplicando mucha fuerza en ella, traté de soltarme pero me era imposible. Giró su rostro lentamente. Tenía los ojos completamente negros, como si sus pupilas se hubieran dilatado y extendido por todo el ojo. 

Me asusté, mucho.

Las palabras no salían de mí. 

Abrió la boca mostrándome una fila de dientes con la punta afilada, tanto arriba como abajo. Sentía como se me helaba la sangre. El ser que tenía delante no dejaba de mirarme. Abría y cerraba la boca sin emitir sonido. 

—¿Q-que quieres de mi?—me atreví a preguntar.

Me arrepentí en el mismo momento en el que sonrió, su boca se ensanchó de una manera tétrica y diabólica.

—Tú alma se irá con él al infierno—su voz era profunda, espeluznante. Era como si todo el Infierno hablara a través de la ella.

—¿Jane?—Jez me llamó desde fuera del ascensor. 

—Por favor, n-no...—negué.

La sonrisa diabólica no abandonó su rostro, se giró y caminó agarrándome el brazo simulando que la ayudaba a salir del interior de la máquina.

—Gracias querida—dijo con una voz completamente diferente. 

Mi cara seguía sin mostrar expresión, como si mi cuerpo no respondiera ante mí después de lo ocurrido. Vi como se alejaba de nosotras, caminando encorvada como si de verdad fuera una mujer de avanzada edad. Mis ojos no se despegaron de ella hasta que no se mezcló con el resto de la gente que caminaba por allí.

Avaricia [#1 Pecados ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora