Capitulo 29

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Kenzo

—Creo que ya es hora de que vuelva a casa—levantó su cabeza de mi regazo y se sentó—nos vemos mañana.

Besó mis labios y se levantó del suelo. Por una milésima de segundo la monjita pasó por mi mente. 

—Oye Jez—la morena se giró—¿Has hablado con Jane?

Miró hacia abajo y negó.

<<Me lo suponía.>>

—¿No lo harás?

Se encogió de hombros y se volvió a sentar a mi lado apoyando su bolso a un lado. Apoyó los brazos en sus rodillas y recostó su cabeza en ellos.

—No sé exactamente qué decirle—confesó—.Estoy segura que soy la última persona a la que quería ver. 

—Sabes que no podéis pasaros toda la vida enojadas, ¿verdad?

Suspiró y miró al frente.

—Dije cosas que no debería haber dicho Kenzo, realmente no sé en que estaba pensando cuando lo hice. Dejé que los celos que sentía hablaran por mí. 

—Si te arrepientes ya es un buen comienzo.—No sabía muy bien como consolarla.

—Mencioné a su madre. 

Miré a Jez con el ceño fruncido.

La monjita no me había dejado descubrir mucho de ella, pero podía intuir que el tema de su madre no se debía sacar a no ser que ella misma lo hiciera.

—Quiero disculparme con ella, de verdad lo hago—me miró—pero... Ni si quiera sé como sacar el tema, es decir, ¿voy a su casa y espero a que no me tire la puerta en la cara? 

Aparté la mirada de ella y miré al frente. Nunca me había visto en la situación de dedicarle palabras de aliento a alguien; pero esa vez, me veía en la obligación de al menos darle una pequeña ayuda.

—Da igual como te disculpes—dije sincero—realmente no importa si te presentas en su casa con una cartulina que diga lo siento o te pases las semanas persiguiéndola para que te escuche.—Me miraba atenta—Pero tienes que hacerlo, no por obligación, si no porque no sabes cuando será la última vez que la veas. No sabes cual será el detonante para que os terminéis de distanciar del todo.

Hubo un silencio desde que pronuncié la última palabra hasta que volví a hablar.

—Para ese entonces ya será tarde y te pasarás los días, semanas y meses arrepintiéndote de no haberlo hecho. Se te hará un nudo en el estómago al recordar todas las oportunidades que tuviste para hacerlo y no lo hiciste. Esa horrible sensación no se va Jez, créeme; puedes pasarte todo el tiempo que quieras intentando ocupar tu mente para no tener que pensar en ello, pero en cuanto tengas un solo segundo de soledad, un segundo en el que tu cabeza esté completamente vacía, pensarás en ello y esa sensación volverá todavía más intensificada.—La miré y limpié una lágrima que corría por su pálida mejilla—así que no esperes demasiado para disculparte ¿vale?—asintió.

—¿Con quién?

Ladeé la cabeza sin entender a qué se refería.

—¿Con quién sentiste eso tan horrible Kenzo?

Las imágenes de mí discutiendo con Lilith me inundaron la cabeza. Ni un solo día desde que se fue, dejé de pensar en todas las cosas que le dije días atrás. Cada segundo que no pensaba como volver al Infierno, recordaba las idioteces que le dije. Supongo que en parte era por eso por lo que me aferraba tanto a encontrarla, para poder disculparme y poder quitarme esa horrible sensación de mí.

Avaricia [#1 Pecados ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora