Kenzo
El viento movía las hojas tiradas en el suelo y agitaba las ramas de los árboles. Hoy el tiempo había refrescado bastante si lo comparaba con semanas atrás.
La capucha de la sudadera me resguardaba del frescor de aquel nuboso día. Pateé una piedra de mi camino y suspiré. Todavía no sabía por qué la monjita me había citado con tanta urgencia en el mirador del pueblo; solo me aclaró que era importante.
Al llegar a la cima, la vi apoyada en la barandilla que la separaba del vacío.
Me acerqué hasta ella y me apoyé también allí. La miré de reojo; sus mejillas estaban completamente rojas probablemente por el frío, sus labios estaban entre abiertos y miraba al frente con la vista perdida.
Me di la vuelta aún apoyado en la barandilla mirando en dirección contraria a ella. El viento chocaba fuerte contra mi espalda.
Sentía la mirada de Jane en mí, giré la cabeza para verla; noté sus ojos cansados, no tenía la misma expresión en ellos.
—¿Tan importante es lo que me tienes que decir que no has conseguido dormir?—die tratando de ablandar un poco el ambiente.
Su rostro enrojeció e imitó mi acción.
—Algo así,—confesó—¿Es posible que el demonio al que nos enfrentamos esté siguiéndome?
—Cualquier demonio podría hacerlo, ¿por qué?
Se abrazó a sí misma y se giró imitando la posición en la que yo estaba.
—Ayer mientras estaba en el probador, se apareció ante mí.
Ahora tenía toda mi atención.
—¿Te hizo algo?—Dije apretando la mandíbula.
Negó—Solo me hizo saber que no le gustó que tratáramos de engañarlo.
Silencio.
—Hay algo más—dijo llevando un mechón de su corto cabello detrás de la oreja—la razón por la cual te pregunto si me puede estar siguiendo, es por qué mientras volvíamos a Fixon no dejaba de ver siluetas oscuras saludándome. Cada vez que giraba la cabeza hacia atrás para comprobar si era real, ya no estaba; después se aparecía otra nueva silueta repitiendo la acción de la anterior.
—Tormentum—dije.
—¿Qué?
Suspiré y quité la capucha de mi cabeza.
—Lo que viste en la carretera, se llaman Tormentum.
—¿Más demonios?—Dijo frotándose la cara con cansancio.
Asentí—Se posicionan en el vigésimo rango si hablamos en cuestión de poder—comencé a explicar.
—¿Qué es lo que hacen?
—Tormentum viene del Latín, significa tormento; siguen a los mortales mostrándose en la forma que ellos mismos deseen. Desde una sombra, como lo que tú viste, hasta a una persona o animal. Si lo que te preocupa es saber si puede matarte o no, la respuesta es no.
Sus facciones se relajaron en cuanto me escuchó decir eso.
—No deberías bajar la guardia si estoy en lo cierto—advertí—, si bien no pueden matarte, pueden llevarte al suicidio. Se encargan de llevarte al límite; buscan entre tus miedos y los reproducen una y otra vez en tus sueños evitando que duermas. Se aparecen en cualquier parte y a cualquier hora; absorben tu energía de múltiples maneras. Lo peor es que no les interesa saber si sabes de ellos o no; su único objetivo es atormentarte y en el mejor de los casos para ellos, llevarse tú alma al Caldero.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...