Jane Mitchell
—¿Qué tal os lo habéis pasado?—Preguntó papá nada más entrar al coche.
Jezabel comenzó a relatarle el transcurso de nuestro día a mi padre.
Pegué la cabeza en la ventanilla cerrando los ojos. Sentía como la cabeza me estallaría en cualquier momento.
—Cariño, ¿estás bien?
Abrí los ojos y me acomodé en el asiento—Sí, alguien me tuvo dando vueltas todo el día.
—¿Disculpa?—replicó mi amiga—No te escuché quejarte en la tienda de Milo's—dijo mientras asomaba la cabeza en medio de los asientos de delante para mirarme y sacarme la lengua en forma de burla.
Con la mano empuje su frente para que volviera a su asiento mientras reía.
Volví a mirar por la ventanilla, de fondo escuchaba como mi padre y Jez hablaban y reían.
La carretera estaba completamente oscura, solo se veían las pocas farolas que iluminaban el pavimento. Pegué la frente al cristal y suspiré. Tallé mis ojos con las manos y los volví a abrir. Al volver a ver en la vacía carretera, vi la silueta de alguien saludar.
Giré ala cabeza hacia atrás pero la silueta había desaparecido.
Seguidamente, otra silueta volvió a aparecer saludando en un lado dela carretera. Repetí la acción de nuevo. Fueron alrededor de diez minutos en los que se repetía el proceso.
Me enderecé rápidamente en mi asiento y puse la radio la nerviosa.
—Pensé que estabas cansada—Habló papá.
—Solo quiero despejar un poco la mente.
Asintió y continuó concentrándose en conducir.
Con temor volví a dirigir la vista a la ventana, rezando por que las extrañas figuras desaparecieran. Al no ver ninguna mis músculos se relajaron. Todo había sido producto de mi imaginación, nada de lo anterior había pasado. Solo era...Cansancio.
Fueron dos horas las que duramos en carretera, después de dejar a Jez en casa nos dirigimos a nuestro hogar.
Al abrir la puerta tía Ophelia cabeceaba en el sofá con la luz de la televisión iluminando la sala.
Papá me hizo una seña para que no hiciera ruido y asentí dándole las buenas noches.
Subí a mi cuarto y cerré la puerta sin hacer ruido. Al sentarme escuché como un papel se arrugaba en el bolsillo de mi pantalón. Sonreí al recordad el rostro de Andre, casi se me olvidaba que había guardado su número de teléfono en mi bolsillo.
Sujeté mi cabello con una liga y me desmaquillé; mientras me veía al espejo mi mente me recordaba una y otra vez que, de todas las veces que había estado en peligro, solo recordaba el nombre de una sola persona.
Y bueno, era normal teniendo en cuenta en la situación en la que me había metido. Él era la única persona que me podría ayudar en un momento así.
Dejé la toallita sucia en el cubo de basura de mi cuarto y me quité la ropa para ponerme el pijama. Ni si quiera el calor y la comodidad de esta me facilitaba el sueño. Mi cabeza me mostraba imágenes de Kenzo una y otra vez, como si fuera una película:
Kenzo transformándose fuera de la iglesia, Kenzo siendo sarcástico, Kenzo interactuando por primera vez con Jez, Kenzo jugando con Ceniza, Kenzo llevándome en brazos hasta el albergue, Kenzo secándome el cabello, Kenzo mirándome a los ojos y apoyando su cabeza contra la mía...
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...