Jane Mitchell
Me senté en las escaleras moviendo la pierna derecha de arriba hacia abajo con nerviosismo. Ceniza apoyaba y restregaba su cabeza en mi mano para que no dejara de brindarle caricias. Me la había encontrado en la puerta de Kenzo cuando fui a verle, llevándome la decepción al ver que no se encontraba allí.
Sonreí al verla y rasqué detrás de sus orejas.
—¿También lo vas a extrañar, verdad?
Me tomé su ronroneo como una afirmación.
Pese a estar dentro del albergue, sentía frío, como si una brisa azotara mi cara e hiciera que me estremeciera a su vez.
—Jane.
Levanté mi rostro para ver a Dean parado frente a mí.
Sonreí amablemente y le devolví el saludo.
—¿Esperas a alguien?—preguntó mientras se sentaba en el mismo escalón en el que estaba yo.
Ceniza, después de ver como el pelirrojo se había acercado a mí, se subió a mi regazo y no apartó la vista del chico.
—Sí. No creo que tarde en llegar.
Hubo un silencio incómodo durante unos segundos.
—¿Estás ayudando con las reservas?—pregunté tratando de hacer menos incómodo el ambiente.
Negó—Solo revisaba que todo estuviera en orden, ya sabes.
Asentí y volví a centrar mi atención en el animal.
—Sé que Jez y yo no terminamos bien—comenzó llamando mi atención—, y como amiga suya, le guardas cierta lealtad.
Creí saber por dónde iba.
—Pero a pesar de todo, los tres hemos estado juntos durante todo este tiempo y... —respiró hondo y continuó—estaré ahí para lo que necesitéis.
Habló mirando a sus pies y jugando con sus manos por encima de sus rodillas.
Dean no era un mal chico; todos el mundo era consciente de ello. La situación con Jez fue algo que nadie esperaba. Si bien la morena no actuó de la mejor manera, él tampoco supo aceptar el no como respuesta. Pero si de algo podía estar segura, era que sabía que lo que sentía por mi amiga era sincero y totalmente real.
—Gracias Dean.
Asintió sin dirigirme la mirada y se levantó del escalón. Antes de comenzar a caminar alejándose de mí, se giró.
—¿Puedes decirle a Jez que...—hizo una pausa y rascó su cabeza. Negó y sonrió apenado—olvídalo, hasta luego.
Lo vi caminar con las manos en sus bolsillos hasta la puerta principal. No podía evitar sentir cierta lástima por él. Sé que Jez no quiso lastimarlo, pero como en la mayoría de las veces, la manera en la que hacemos las cosas pueden dañar a las personas más cercanas a nosotras, incluso cuando esa no es nuestra intención.
—Estabas bien acompañada.
Levanté la vista y lo vi.
Su cabello rubio despeinado y algunos de sus mechones rebeldes cubrían su frente. Sus ojos oscuros me veían con cierta diversión y en su boca destacaba una sonrisa ladina que hacia mi corazón agitarse.
Me levanté apartando a Ceniza con delicadeza y quedé frente a él.
Nuestros ojos se encontraron como la primera vez; nos analizamos mutuamente. Ni si quiera hizo falta que habláramos para saber qué era lo que pasaba en la cabeza del otro.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...