Kenzo
Sacar a Jane de sus casillas podría ser fácilmente mi nueva actividad favorita. El momento en el que inicié el pequeño juego de coqueteo con su amiga, su cara fue pasando por todo tipo de colores.
Mi plan era bastante sencillo y a la vez complejo; no podría quitar a la monjita de mi camino empleando la violencia, sería demasiado obvio, así que escogí mi opción favorita: La manipulación.
Pero para eso necesitaba adentrarme en su círculo, saber quienes eran las personas más cercanas y a las que más quería, con eso lo tendría bastante fácil, una amenaza debería bastar para mantenerla quieta; además ya conocía a Jezabel la que parece ser como una hermana para ella y a la que ya tenía comiendo de mi mano. No fue muy difícil a decir verdad.
El segundo punto de mi plan tal vez sería un poco más complicado, ya que tenía que descubrir el paradero de la madre de Jane sin preguntarle a ella o a sus seres cercanos para no levantar sospechas y era ahí donde entraba Louis Mitchell. Ni si quiera tenía que ganarme su confianza, tan solo husmear un poco en su ordenador donde seguramente encontraría algo sobre ella; alguna foto, el nombre y con suerte hasta su paradero. Ese sería el golpe final.
Y el tercer y probablemente el punto que más me ayudaría, era saber porque tenía en aquella caja todas esas cosas para ahuyentar espíritus y demonios. Las velas blancas podrían pasar, muchos mitos decían que retiraban las malas presencias,—el cual era totalmente ridículo, a mi parecer tan solo era decoración—la planta Mata Demonios,—que tan solo era conocida en los lugares más antiguos del mundo. Muchas personas lo tomaron como una mofa a esa creencia de que existía una planta que con quemarla, el humo se volvía totalmente tóxico para nosotros hasta el punto de asfixiarnos; se decía que fue arrancada del Reino de los Cielos para usarla en nuestra contra, pero nadie podría corroborarlo como ya era evidente y tan solo se había quedado aquel mito en los pueblos mas antiguos y remotos—y la foto bañada y bendecida en agua bendita.
Tal vez eso último era lo que más me inquietaba, porque si mis sospechas eran ciertas, habría otro ser del Infierno en Fixon y probablemente rondado a Jane. Y si ella se había tomado la libertad de conseguir todas esas cosas era porque ya lo sabía. En el caso de que fuera cierto, tendría que apañármelas para conseguir hablar con él; y sería difícil si ni si quiera era capaz de captar su esencia.
—¡Kenzo!—Jezabel me había indicado con la mano que me sentara con ella y Jane.
Le sonreí y me fui acercando a ellas mientras veía como la monjita susurraba algo y la morena le propinaba un suave golpe con el codo.
Al llegar las salude a ambas y me senté mirando hacia todas partes. Todo estaba decorado con ángeles, lazos y múltiples manualidades las cuales yo había ayudado en hacer.
—Ha quedado todo precioso ¿verdad?—Dijo la pelinegra.
Asentí—¿De qué va esta reunión exactamente?
—Cuando podemos, procuramos hacer una pequeña asamblea con los jóvenes para poder conocernos mejor y ponernos al día. Jane ya me había comentado que te lo mencionó pero declinaste la invitación.
Miré a Jane sonriendo y esta solo me dirigió una mirada molesta y rodó los ojos. Había mentido porque no me quería cerca de sus seres queridos.
—Es cierto, no me sentía del todo cómodo.
Jez torció la cara y me sujeto las manos. Sí que era afectiva.
—No te preocupes, con el tiempo te sentirás como en casa ya lo verás—sonrió.
Era realmente patético.
—Ahí viene Dean—casi gritó Jane.
Jezabel soltó mis manos rápidamente y se enderezó en la silla. Acción que no pasó desapercibida para mi.
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Avaricia [#1 Pecados ]
Teen FictionKenzo, primogénito de Lucifer y pecado de la Avaricia, es desterrado del infierno junto a sus seis hermanos tras haber puesto en peligro la estabilidad del submundo. Por primera vez se verá solo, sin poderes, sirvientes y sin la compañía de sus herm...