En la próxima semana su vida cambiaría para siempre.
Aquello Jeon Jungkook no lo sabía, de momento regresaba de la escuela a su casa apretando el paso porque la mochila le pesaba demasiado.
Jungkook caminaba por las calles de Seúl de un lado a otro, parando en los semáforos y admirando los autos que pasaban por su lado. Cuando cruzó la última calle que lo separaba de su casa, un perro pequeño y peludo lo fue a saludar, pero Jungkook siguió de largo porque le tenia miedo a los perros, ya lo habían mordido una vez cuando era pequeño, y aquel suceso le había dejado una cicatriz en la muñeca.
Lo que él no sabía era que el dueño del aquel perro que acaba de querer saludarlo moviendo la cola con la boca abierta y sacando la lengua amistosamente, era su próximo profesor del taller de música que dictaría la escuela en una semana.
Taller que por cierto Jungkook escucharía hablar apenas entrase a su casa.
Y eso estaba a punto de pasar.
Jungkook llegó a su casa, abrió la puerta y dejó la mochila en el sofá. Por fin se la quitó y se dirigió a su habitación para guardar todas las fotocopias que había comprado. Había fotocopiado todo el material de biología e historia y también había mandando a imprimir la novela en la cual él estaba trabajando: así le sería más fácil hacer anotaciones y subrayar palabras y ortografía que estuvieran mal.
Dejó las cosas en su lugar y fue a saludar a sus padres, que seguían haciendo arreglos en su cuarto: hacia una semana que estaba intentando darle una nueva mano de pintura a la pared, pero lamentablemente siempre se les descascaraba por la humedad. Tendrían que llamar a alguien profesional que lo arreglara tarde o temprano.
—Ya estoy aquí — anunció Jungkook como casi todos los días.
Sus padres se voltearon a verlo con una sonrisa.
—¿Qué tal te fue en el examen? — preguntó su papá.
Jungkook se alzó de hombros.
—Supongo que bien.
— Mientras apruebes estará bien — dijo su mamá dejando a un lado la pintura —si no apruebas, hiciste lo mejor que pudiste.
Jungkook asintió con la cabeza. Él detestaba desaprobar, de hecho, era extraño que eso sucediera.
— Compré donas — anunció su papá, dejando también el tarro de pintura a un lado — ¿por qué no preparas un poco de café y merendamos todos juntos?
— Claro — respondió Jungkook dándole un vistazo a la habitación: la pintura magenta estaba quedando bien pero había una pared llena de humedad. Le quitaba el encanto.
Mientras Jungkook preparaba el café (normalmente lo preparaba él porque sus padres no sabían cómo usar la cafetera del expreso) sus padres ya tenían en mente lo que le dirían mientras bebían café y comían donas juntos.
No planeaban decirle nada malo. Solo querían instarlo a hacer actividades recreativas luego de la escuela.
Aunque para Jungkook sí era malo: el hecho de tener que pasar más tiempo con sus compañeros lo ponía de mal humor. Él solo quería salir de la escuela y llegar a casa para estar con sus padres, porque lamentablemente el señor y la señora Jeon eran sus únicos amigos.
De verdad, sus padres eran sus únicos amigos: las únicas personas con las que hablaba y comentaba sus gustos, como lecturas o detalles de alguna serie de Netflix.
Jungkook de verdad estaba solo. En la escuela todos lo rechazaban porque decían que era un perdedor, entonces él no podía hablar con nadie.
Para él solo existían sus padres.
No tenía vida de adolescente. No tenía amigos, ni siquiera buenos compañeros como para sentarse con ellos en el almuerzo en la cafetería escolar.
Para ser precisos, él no sabía lo que era tener un amigo.
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Lovely Boy |Tk| ✔
Teen FictionJungkook es un estudiante de 17 años que se ve obligado a participar de un taller de música especial ya que sus padres quieren que sea más sociable con sus compañeros, de hecho sus padres están muy preocupados porque su hijo no tiene ni un solo amig...