Aquella noche YeonJun no podía dormir y se lo dijo a Soobin.
—Me siento tan mal por todo esto.
Soobin se acercó a él y le acarició la cabeza. Estaban en la cama del cuarto de invitados en la casa de HueningKai.
—Pero no es tu culpa.
—En realidad sí. Ustedes fueron a la fiesta conmigo, es mi culpa que Jungkook y Gyu estén en ese estado.
Soobin chasqueó la lengua.
—Creo que te estás dando más crédito del que mereces. Fuimos a la fiesta por ti, sí, pero también íbamos para pasar un tiempo juntos y posiblemente a solo beber alcohol y bailar sin control toda la noche. Nadie se esperaba que esos brownies tuvieran droga.
—Pero tuve que haberme dado cuenta. Yo ya había ido a otras fiestas de Jackson... ¿Cómo no lo vi antes?
—Porque estarías ebrio.
—Nunca me había puesto tan así. Es la primera vez que logro sentirme tan mal.
—Y espero que no vuelvas a hacerlo.
Soobin dejó un beso en su cabeza.
—No me puedo dormir. Tengo muchas cosas en la cabeza y lo único que quiero hacer es beber cualquier botella que esté en esta casa. No puedo con mi mente... no soporto pensar tanto y tener tantos problemas.
Antes de que YeonJun quisiera llorar, Soobin se le colocó encima.
—No irás por ninguna botella. Tranquilízate.
—N-no puedo...
Soobin le acarició la mejilla con dulzura y le besó los labios.
—Descuida. Sé cómo entretenerte.
—Mmm... ¿no empezarás a aplicar lo que hacen Gyu y Terry casi a diario o si?
Soltó una risita más bien triste y apagada.
—Sí hacerte el amor es el antídoto para frenar tu estúpido recurso desesperado por el alcohol, pues lo usaré todo lo que pueda.
Y luego comenzó a distraerlo con besos y caricias que llenaron el vacío que sentía en su pecho. Aquella noche YeonJun olvidó la culpa y lo mal que se sentía por lo que había ocurrido con su familia.
. . .
Entre espasmos y jadeos Soobin se acostó a un lado de la cama, respirando con dificultad por la agitación de lo que acababa de ocurrir.
Ya era la segunda vez que lo hacían y se sentía jodidamente bien.
—La próxima me toca a mi —Le dijo YeonJun mientras arrastraba las sabanas para taparse. Su mente había volado por un par de minutos y en lo único que podía pensar era que Soobin lo había hecho disfrutar mucho, entre gemidos ahogados y espasmos por lo bien que se movía en su cuerpo, por lo sensual que había resultado, pero sobre todo por el amor que le había dedicado.
Soobin se estiró un poco y lo atrajo hacia él. Aún con su pecho desnudo acostó la cabeza de YeonJun en su cuerpo y le besó la frente. YeonJun se apegó a él como si se tratara de un osito de peluche.
La primera vez que lo habían hecho, medio borrachos en la casa de Terry (ambos seguían sin poder creer que hubieran tenido su primera vez allí y no en un hotel con una cena romántica y flores) habían acordado resultar ser pareja versátil, porque a ninguno de los dos les agradaba los estereotipos ni las etiquetas.
Habían llegado a la conclusión de que ambos se veían como pasivos o como activos, no por separado, no por ciertas razones, no había nada ni nadie que les dijera que Junnie debía ser el activo siempre y Soobin el pasivo todo el tiempo o viceversa.
Era mejor las dos opciones. Una vez uno y la próxima el otro, así se manejarían por el resto de sus vidas.
Y estaban bien con eso.
—Creo que se nos está haciendo costumbre hacer esto en casas ajenas.
Soobin soltó una risa que ahogó en el medio de la noche.
—Bueno, todo es mejor con adrenalina, Junnie —Le susurró — Que bueno que no empezaras a gritar o algo así.
—Créeme, me controlé — le dijo levantando su cabeza para verlo a los ojos —De verdad. Lo haces muy bien.
Soobin se sintió como si hubiera ganado la lotería. "Mi instinto varonil, supongo" fue lo que pensó él mientras le sonreía y lo apretaba contra sí.
Enredó sus piernas en la oscuridad y le besó los labios con ternura. Sentía la energía de su novio: notaba que estaba muy triste a pesar de que habían hecho el amor para distraerse un rato. Ya eran casi las cuatro de la madrugada.
Entonces entre tantos besos y nuevas caricias, a Soobin se le ocurrió algo, más recordó cierta cosa que podía sacar a YeonJun de ese pozo en el que estaba empezando a hundirse.
—¿Qué tal si vuelves a bailar? —Preguntó aun sabiendo que le abriría una herida a su novio.
Resulta que en el último grado de primaria YeonJun iba a una escuela de danza a estudiar aparte.
Era bailarín.
Y era el mejor del grupo. Era delicado, estilizado y concentrado. Amaba bailar.
Solo que la escuela de danza organizaba presentaciones en el teatro más importante de Corea. Todo el mundo iría a ver aquella presentación, porque al fin y al cabo la danza es un arte que debe apreciarse.
Los padres de YeonJun exigieron mucho de él. Su profesor exigió muchísimo colocándole en el centro de todos en todo momento de baile. A la mira de muchas personas con los reflectores apuntándole al cuerpo y a la cabeza.
Yeonjun tan solo acababa de cumplir sus trece años el mismo día de la presentación. Sentía la presión de la gente sobre él, de sus compañeros odiándolo porque siempre le daban el primer lugar, el lugar central y siempre se llevaba todos los premios.
Aquel día YeonJun no vio la tabla suelta del escenario y como todos los demás, estaba descalzo, con ropas blancas.
Solo que él era el centro de atención. Era a quien todos miraban desde sus sillas.
Aquel día cayó con un pie debajo del escenario por la tabla floja, se rompió los huesos del pie y tuvieron que llevarlo al hospital.
Y por supuesto que sus padres y su familia no se pusieron mal por su pie roto, sino porque se había caído.
Porque había fallado.
Tan solo tenía trece años y desde ese día había abandonado su sueño de ser bailarín profesional. Lo había olvidado por completo y había decidido que lo mejor sería estudiar diseño grafico, como Soobin.
—No lo sé — Contestó YeonJun apartándose de él. Poniendo distancia física frente a la mención del baile.
—Recuerda que la bronca normalmente se manifiesta en el cuerpo. Por ejemplo, un pianista enojado descarga sus emociones por las manos.
—Lo sé.
—Tu siempre descargabas tus emociones con tu cuerpo —Le recordó Soobin —Eras un cisne en medio del escenario.
Yeonjun sonrió.
—Aun así no creo que pueda volver a bailar.
Soobin lo tomó de las mejillas.
—Aunque sea hazlo por ti, para no recurrir a la bebida siendo tan joven. Para que veas que la vida no es tan mala, solo que suceden cosas malas a las personas incorrectas. Tú no eres culpable por lo de la fiesta y debes quitarte esos pensamientos destructivos de la cabeza. La única manera de hacer eso es distraerte —Soobin acarició sus labios con los propios —Y tú sabes mejor que nadie que el baile es tu centro de atención y siempre lo ha sido.
Yeonjun sopesó sus palabras. Debería hacerle caso. No quería que sus padres pensaran que terminaría convirtiéndose en una decepción.
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Lovely Boy |Tk| ✔
Ficção AdolescenteJungkook es un estudiante de 17 años que se ve obligado a participar de un taller de música especial ya que sus padres quieren que sea más sociable con sus compañeros, de hecho sus padres están muy preocupados porque su hijo no tiene ni un solo amig...