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Había veces en que la distancia era cruel y solo podían llamarse para endulzar sus oídos con la voz del ser amado.

—Espero que tu día haya sido genial.

—Maplecito, tu voz es tan bonita que me alegra más que solo la noche.

Canadá soltó una risita.

—Maple... ¿Y si tenemos sexo telefónico?

Se quedaron en silencio un ratito antes de que Canadá respondiera.

—Ya me adelanté.

—¡Maple! ¡Espérame!

Dulzura [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora