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—Florecita, recuerdas que te dije que me estaba cuidando pa' no tener chamacos.

—Sí —Canadá lo miró intrigada.

—Fallé.

—¿A qué te refieres?

—A que... fallé —se rascó la mejilla.

—Entonces...

—Tú papá francés me va a matar por volverlo abuelo.

Canadá intentó esconder su emoción apretando los labios y apretando sus dedos entrelazados.

—Pero... ¿tú lo quieres? Porque... Yo te apoyaría si...

—Ay, no te hagas, que debes estar más emocionada que yo —rio bajito.

—¿Entonces?

—Vamos a tener un bebé.

Y Canadá solo lo abrazó emocionada, porque siempre le hizo ilusión ser madre otra vez. 

Dulzura [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora