Los alfas también tenían problemas muy serios cuando les llegaba su celo, la única ventaja era que su celo era dos veces al año, así que podían sobrellevarlos.
Lo malo era cuando un alfa no prevenía esa fecha, o como solían decir la gente, era "irregular".
Hasta parecía chiste, pero no.
—Cany... ¿estás bien? —USA miró a su hermana—. ¿Qué tienes?
—Me siento rara —suspiró, apretándose el pecho—. Creo que me resfriaré.
—¿Quieres ir a casa?
—No —se encogió de hombros—, estaré bien. Después de la reunión, iré con OMS.
—Pero ¿qué sientes?
—Tengo un poco de calor, es todo.
Malestares que no identificó bien hasta que fue tarde, porque cuando se dio cuenta, ya no podía controlar sus feromonas dominantes, y estaba poco a poco detectando a cada ser cercano en busca de un compatible.
Iba a perder el juicio.
—A... Ame —apenas susurró, buscando a su hermano con la mirada—. Ame —repitió.
—Dime, sweetie... —pero no faltó decir algo—. Aguanta un poco.
Canadá respiró profundo, pero sentía demasiado calor y cierta molestia en su parte baja.
Estaba entrando en pánico, pero tampoco debía alterarse o alguien más podría darse cuenta y afectarse por su estado.
Gruñó.
No lo soportó.
—Sweetie, ven.
USA ya le hizo una seña a ONU, le envió un texto también, y sin mirar a nadie, tomó a su hermana de la mano para levantarla, pero Canadá lo rechazó. Sabía que era a causa del celo, pero le sorprendió la negativa de su querida y pequeña alfa ante otro dominante.
Era grave.
Y debía ser firme.
—Dije, que vamos.
Canadá miró a USA, arrepentida por su actitud. Solo agachó la cabeza y se dejó cargar como cuando era una niña y se lastimaba. Se aferró al cuello de USA e intentó encogerse lo mayor posible. Porque su calor ya no solo era físico, era mental, y se estaba ahogando.
—Te dejaré en la enfermería. Aguanta un poco hasta conseguir un transporte a casa.
Canadá no aceptaría que tenía miedo, pero se quedó aferraba a su almohada para intentar detener todos esos pensamientos raros que surcaba su mente. Jadeaba presa de un descontrol casi total, sentía punzadas muy fuertes entre sus piernas, y ya inundó el cuarto con su aroma.
—Oye, Canadá, ¿estás bien?
Como odiaba su suerte.
—Saliste de improvisto y...
—Mexique...
—Yo solo quería saber si...
Todo pasó muy rápido, el mexicano no previó los movimientos ágiles de la chica que era su crush, ni el cómo abrirían esa puerta y lo agarrarían para apresarlo casi con brutalidad. Tampoco notó antes el aroma fuerte que estaba sellado en esa habitación, pero sí vio el brillar raro en esos ojos azules que tanto le gustaban... y cedió ante un beso casi salvaje que le robó el aliento y la cordura.
Si USA no hubiese llegado a tiempo... tal vez un desastre se hubiese dado.
Y, aun así, ya se generó uno.
Porque Canadá no se perdonaría el haber atacado a un omega, mucho menos a México.
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Dulzura [México x Canadá]
FanfictionConjunto de drabbles CanMex con temática omegaverse.