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—¿Podrías al menos visitar a Amalia?

—Iré el fin de semana.

—Júralo, Mexique.

—Lo prometo.

—Es tu hija... No la ilusiones de nuevo.

—Te prometo que iré, maple.

—Esperaré... Pero por favor... No la dejes plantada de nuevo... Te lo suplico.

Colgó sin esperar otra promesa, suspiró pesadamente y se sentó en la sala de su casa.

Haría cualquier cosa por su princesa, y una de esas era suplicar.

Dulzura [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora