32.

1.8K 219 10
                                    



Canadá era la consentida de su papá Francia, todos lo sabían, por eso no se les hacía raro que el francés fuera muy celoso y algo cruel con cualquiera que se acercara a su bebé con segundas intenciones.

Así que... sintieron pena por el mexicano.

Porque conocería a su futuro suegro.


—Papá, no lo mires como si quisieras matarlo.

—No lo hago —apretó más los hombros del tricolor—. Solo... Lo analizo un poco.

—Papá por favor.

—No sabes a cuantos he ahuyentando —susurró Francia mirando al pálido mexicano—. Desaparecer a uno más... No será difícil.


México tragó en seco.


—Papá, te estoy escuchando —pero Francia no soltaba a México—. ¡Deja de amenazar a mi novio! ¡Papá!

—Pero eres mi bebé —se giró para abrazarla—. Mi princesa.

—Papá —suspiró correspondiendo al abrazo.


Y mientras tanto, Francia seguía amenazando al tricolor mediante señas. Señalando la escopeta en la pared de su sala, y a su querida ballesta que estaba en un estante de vidrio, para después señalar la entrepierna del tricolor.


—Papá, ¿estás amenazando a México a mis espaldas?

—Claro que no, cariño.


Y siguió abrazándola para disimular.


—Ya suegrito, que el que va a tener chamacos soy yo.

—¿Qué?

—¿De qué?

—Vas a...

—¿Qué?


Jamás se hubiese imaginado que un comentario lanzado al aire haría de todo un lío, porque fue algo que dijo por los nervios, no porque fuera verdad.

Aún era un omega joven que quería disfrutar de su noviazgo en paz, aparte había tomado su medicina y todo. Pero Francia no lo entendió así.

Dulzura [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora