44.

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Era muy hermoso cuando Canadá estaba sobre él, porque lo escuchaba medio sollozar entre cada gemido, veía esas lágrimas derramarse y esos labios separarse para respirar.

Y le daba más duro.

Lo sujetaba fuerte y medio gruñía por el placer de esas entrañas que apretaban su falo. Respiraba agitado y seguía con más ímpetu. Dejaba que su maplecito alcanzará el cielo, se arquera y cerrase los ojos antes de llegar al éxtasis.

Lo escuchaba respirar agitado, salivar sin poder detener el leve hilillo que se le escapaba por entre los labios, quejarse bajito por el dolor del nudo, y desplomarse poco a poco por el cansancio.

Lo abrazaba y acomodaba a su lado, o a veces se sentaba y soportaba todo el peso muerto que Canadá era después del orgasmo. Como sea, terminaba besándolo devotamente y amando más estar con ese güerito grandote que tenía la más hermosa sonrisa.


—¿Estás mejor? —Le acariciaba el cabello con calma.

—Sí —susurraba con la voz rasposa.

—Maple... —le daba un besito en los labios—, quiero que te hagas otra prueba.

—Mexique, ya no quiero.


Es que habían hecho como una diez y todas salían negativas, pero era imposible, porque México hasta notó un pequeño cambio en el aroma de su maplecito y esa era la evidencia mayor.


—Vamos con OMS.

—Si él dice que no lo estoy. ¿Olvidarás el tema?

—Sí.

—Está bien.


Ahí estaban. Frente al médico, México hablando sin parar sobre todos los síntomas de Canadá, y el bicolor entretenido en masticar un pedazo de pastel de chocolate con papitas. Sí. ¡Papitas! ¡Porque se le antojó!


—¿Y dices que salen negativas?

—¡Sí! —ya ni sabía cuántas veces repitió eso—. ¡¿Por qué vergas salen negativas?!

—Probaremos con una de sangre...


Pero antes de levantarse y seguir con eso, OMS se detuvo y miró a la pareja, porque no le sorprendería que salieran con una estupidez de repente.


—Pero antes, debo hacer una pregunta.

—Dime.

—¿Quién se estaba haciendo la prueba?


México señaló a Canadá y Canadá señaló a México. OMS quiso reír, pero también golpearlos por jugar en ese instante.


—Bueno. Admito que una me la hice yo —bufó México—. Pero era porque ya hasta dudaba de cómo se hacían.

—Esa salió positiva —rio Canadá.


OMS sólo negó. No sabía por qué esperaba algo diferente de ellos. Después de todo, eran country y todo podía pasar con esos dos. Así que se limitó a seguir el protocolo y tomar una muestra de sangre para hacer la dichosa prueba.


—¡Ya dime que mi maplecito me va a dar un hijo!

—En realidad salió negativo.

—Te lo dije —se burló Canadá.

—¡Pero todo apunta a eso!

—Lo sé —OMS suspiró antes de mirar a Canadá—. Por eso investigué un poco y sí, es normal que salga negativo.

—¿Qué verga?

—Ustedes son country, su sangre es la combinación de la de su pueblo. Las pruebas normales no funcionan. Por eso haremos el ultrasonido de una vez.


Canadá hizo un berrinche porque estaba cansado, tenía hambre, no le gustaba el olor de la habitación, y no quería ponerse ese líquido raro en la pancita —OMS aceptaba que obviamente el canadiense actuaba raro—, pero al final accedió y se quedó quieto mientras intentaban ver en su...


—Ahí está —OMS señaló la pantalla—. Sí es verdad —miró al chico de la hojita—. Canadá... estás en estado.

—¿Qué?

—¡AHUEVO! —México dio un salto antes de acercarse a una ventana, abrirla y terminar—. ¡SI VOY A SER PAPÁ, RACITA!


Se escucharon gritos en ánimo, risas y burlas, porque sí. Todos sus amigos y metiches estaban esperando fuera del edificio, porque querían burlarse o festejar, pero querían estar ahí para la noticia.


—¿Quieres un pañuelo? —OMS miró a Canadá que no despegaba su vista de la pantalla.

—No —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Solo quiero llamar a alguien.

—Es entendible que sufras cambios de humor y no los entiendas —le dio su teléfono al bicolor.


México siguió festejando en la ventana. OMS preparaba la receta y recomendaciones. Canadá en cambio de hallaba platicando con alguien entre leves sollozos.

—Lo sé —murmuraba—. No. No... Lo que digo es que vas a ser un buen hermano mayor, Hub... Sí, puedes cambiar el logotipo de la página... Está bien, llama a USA y presume... No. No. A papá yo le digo... Sí. Quiero un helado.

Ah sí. Todo era un caos y OMS —también ONU— iban a tener que lidiar con eso.

Dulzura [México x Canadá]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora