Dulzura [México x Canadá]

61.

—¡¿Sabes qué es lo peor?!

Apretó sus puños y respiró profundo para soportar las lágrimas, porque tenía que decirlo al menos.

—¡Que te creí! —el aire se le cortaba—. Cuando dijiste que me amabas y ¡que estarías siempre a mi lado!

Hipó y tembló como gelatina.

—Eres un idiota —se le quebró la voz.

—Oye, yo no...

Discusión tras discusión porque el abandono no se daba. Réplica tras réplica. Pedido tras pedido. El uno queriendo aceptar su obligación... y el otro deseando algo de paz.

Todo estaba tan roto.

Porque ya no había amor.

—Quedarte conmigo por obligación no es opción. Ni por pena... por nada... Solo debiste decir que ya no querías seguir con esto... y no mentirme para salir con otro mientras yo buscaba la forma para revivir el amor que nos prometimos.

—¡Sé que estuvo mal! ¡Lo sé!

—¡Te amo! —Canadá sollozó con fuerza, apretando sus puños, ocultando su rostro—. Te amo tanto.

—Yo tam...

—Tienes dos días para irte.

—No voy a dejarte así.

—Dos días.

—Voy a quedarme, maple.

—¡Quiero que te vayas!

—No voy a hacerlo.

—Tienes razón... yo puedo solo con esto... ¡Siempre he podido solo con todo!

—¡Te dije que solo fue un momento de desesperación!

—No quiero que mi hijo nazca en un ambiente como este... Quiero que crea que fue amado desde su concepción... Quiero que sepa cuánto se amaron sus padres... Pero también quiero que sepa que la familia se rompió cuando debió romperse, y que lo hizo en buenos términos... Por eso... México, por favor, vete.

Era demasiado.

Intentaban salvar algo que ya no existía.

Debería ser un crimen lastimarse tanto.

—Bien.

Fue el final.

Llegó la paz.

Fue pura resignación.