Los besos de Canadá eran la gloria.
En privado, con calma, entre risitas, largos, acompañados de caricias y cosquilleos.
Le gustaban demasiado.
Pero había algo más.
Algo que adoraba y que solo se le permitía disfrutar dos veces al año.
Solo dos veces, por veinticuatro horas cada vez.
Esos eran los besos de Canadá cuando éste estaba en celo.
—Ay wey.
La lengua de su maple se mecía con prisa dentro de su boca, escuchaba el chasquido de sus pieles al separarse, y sus jadeos irregulares cuando no lo dejaban respirar y volvían a comerse las bocas.
—Ma... ple —casi se ahogaba—. Maple.
Hambriento el alfa que lo acorralada contra una pared y le sujetaba de las caderas con fuerza y dominio. Puta. Sentía derretirse con solo eso, pero le daban más.
—Agh... oye... tranquilo.
Esos dedos se deslizaban entre sus piernas y oprimían el lugar correcto para hacerlo jadear mientras esa boca se deslizaba entre mordidas y succiones en su cuello, su clavícula y sus hombros.
Y ese aroma.
Era aroma a bosque húmedo que emergía sobre la miel que era su maplecito. Le nublaba el juicio y le originaba gemidos casi agudizados.
—Abre las piernas.
Esa voz de gloria, llena de poder que hacía a su trasero dar un escalofrío y lubricar.
Obedecía sin rechistar. A cada orden, a cada deseo, porque ese era el amor de su vida que no lo dejaría descansar hasta que no estuvieran secos.
Se ofrecía en bandeja de plata. Porque era la otra faceta de su maplecito que adoraba con locura.
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Dulzura [México x Canadá]
FanfictionConjunto de drabbles CanMex con temática omegaverse.