—¿Qué tan caliente eres, chiquito?
México sonrió de lado mientras mantenía su atención en el lindo gringo de rizos pelirrojos.
—No sé... —lo pensó un momento—. Necesito un termómetro para saberlo.
—¿Qué?
—¿Tienes uno?
USA terminó por reírse.
—Jamás te va a entender, beaner