Dulzura [México x Canadá]

5.

—Y....

—¿Sí? —Canadá no entendía porque esos tres lo habían acorralado de repente.

—¿Cómo le haces, parcero?

—¿Hacer qué?

—Aguantarse tanto chorizo mexicano —Chile empezó a reírse y los otros dos le siguieron.

—Hum... No lo sé —respondió sin entender el motivo de todo eso—. Hum... Tengo buen apetito... ¿supongo?

—Tanto le cabe, pe.

—¿Sí? —ladeó su cabeza.

No entendió. Y siguió sin entender mientras esos tres seguían haciéndole preguntas sobre el chorizo y sobre su novio alfa. Empezaba a incomodarse hasta que escuchó un gruñido largo y grave que reconoció como una advertencia, como cuando México y USA peleaban.

—Oh se van en chinga a ver si ya puso la puerca... o nos vamos de putazos, cabrones.

—Tranqui, parce. Ya acabamos la consultica con su novio.

—Nos aclaró la wea.

Y sin más salieron corriendo antes de meterse en problemas. Porque un alfa molesto significaba peligro, mucho más si Canadá se veía amenazado.

—¿Estás enojado con ellos?

—Ni vergas —bufó antes de girarse hacia su maplecito—. Vámonos, mi vida. Tenemos mucho que hacer.

—¿Tenemos un pendiente? No recuerdo qué sea.

—Vamos a ver si en tu boquita cabe mi... —pero Canadá le cubrió la boca para impedir que siguiera hablando.

—Creo que acabo de entender todo —enrojeció notablemente y desvió la mirada.