—¿Y qué tipo de hombre te gusta, Mex?
—Puros idiotas. De esos pendejos que te hacen sufrir y llorar hasta que... ¿Y por qué preguntas?
—Oh bueno —Perú se encogió de hombros—. ¡Olvídalo Canadá, no eres del tipo de Mex!
México miró detrás de Perú y se halló con la mirada azulada de Canadá y Canadá lo miró a él.
Oh, no.
—¡Maple!
—Hum... Debo irme —y Canadá se fue.