Dulzura [México x Canadá]

26.

—Qué ella ¿qué? —susurró consternado, impactado, casi sin aliento.

—Ella está comprometida, parce. Me lo acabo de escuchar.

—Pero... Pero...

Es que no era posible, porque era la noticia del año, debió ser el chisme número uno en vez de un secreto muy guardado.

Canadá era tan... tan hermosa, que no le sorprendía que pretendientes le sobraran, pero nadie había pasado la línea, pues era un riesgo muy grande para un omega el ser sometido por una alfa.

Además, usualmente era el o la alfa quienes daban el primer paso o señal para demostrar interés por una posible pareja.

Entonces, ¿cómo?

Si Canadá había estado viéndose con él a escondidas, en un drama tan tonto como el de Romeo y Julieta por los conflictos entre sus padres. ¿Cómo era posible que Canadá estuviese comprometida con otro wey?

—Cálmese, causita, que seguro solo es una mentira.

—Wey... Ya hasta me había imaginado una familia con aquella hermosa güerita —medio sollozó—, ¿cómo crees que no voy a estar tan mal?

—Pero si fuera cierto, ya habría muchos comentarios —Perú intentó darle ánimos a su amigo—. Hasta ONU nos hubiese avisado. Así que cálmese.

En parte Perú tenía un punto, pero eso no quitaba las decenas de dudas que México tenía, ni el hecho de que Colombia estuviera de infiltrado tratando de averiguar más del asunto, porque como buen compadre —y antiguo interesado en Canadá, además de un chismoso como cualquier buen latino—, tenía que ayudar a su amigo.

Hasta que la verdad se dio.

—La van a casar con otro alfa —jadeó Colombia, porque el chisme debía darse caliente y en persona—. Con... China.

—Suficiente, ¡me voy por mi florecita! —México ya estaba cansado—. Estoy seguro que ella no quiere esto, que su pinche padre la está obligando.

—Ey, ey, pérate.

—Quítese, compa, que, si no ayuda, no estorbe.

—Por eso —sonrió el peruano—, vamos a ayudar, pero solo los dos vamos a fracasar, deje llamar a los otros.

—Voy por mi machete —sonrió el colombiano—. Qué chimba.

—Hoy nos vamos a secuestrar a Canadá.

Si, así se hizo. Porque era verdad que Canadá estaba siendo obligada a prometerse, y también era real que aquella chica estaba enamorada del mexicano, tanto que no sabía cómo protegerlo de todo ese asunto.