Capítulo 2

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Dragan

Cuando me desperté, me percaté de la presencia de un chico, lo observé dormir unos instantes. No recuerdo del todo bien cómo terminé en la cama con él, pero sí recuerdo que bailamos gran parte de la noche. Me pasé los dedos por el cabello y me levanté mirando a mi alrededor en busca de mi ropa. Mientras me vestía, inspeccioné el cuarto, parecía el de una chica, seguramente era el de la hermana del dueño de casa. Cuando estuve listo, salí del cuarto y busqué el baño. Luego de abrir las otras dos habitaciones, encontré el baño, me metí y me miré en el espejo, abrí la canilla, mojé mis manos y las pasé por mi cabello para aplacarlo un poco. Me enjuagué la boca, me lavé la cara y volví a salir al pasillo. Bajé las escaleras encontrándome con, imaginaba, era el dueño de casa. Si no mal recuerdo, mi amigo me dijo que era Boris, un compañero que había tenido una vez en algún curso.

—Hola —sonrió—. No sabía que te quedaste.

—Me quedé dormido en uno de los cuartos de arriba.

—No hay problema —volvió a sonreír—. ¿Ya te vas? ¿No te gustaría desayunar algo antes?

Negué rápidamente con la cabeza.

—Gracias, pero ya tengo que irme.

Me acerqué a uno de los percheros, busqué mi abrigo y me lo puse. Me giré nuevamente al dueño de casa, lo saludé con la mano y salí. Apenas pisé la calle, el viento frío golpeó mi mejilla. Subí el cierre de mi campera y eché a andar mientras metía las manos en los bolsillos. Pensé unos instantes en la fiesta y en el chico que había conocido. ¿Cómo habíamos terminado en la cama? Entre trago y trago, en medio de un baile, se me lanzó y me besó. Lo próximo fue un poco frenético y confuso. Mientras nos besábamos, terminamos en ese cuarto. Solté un suspiro observando el vaho que salía de mi boca. Sentí una pequeña puntada en la sien producto de las pocas horas de sueño y los pocos rayos de luz que comenzaban a aparecer. Saqué el celular y miré la hora, aún tenía tiempo.

Llegué a mi casa un rato después, mi padre me miró desde el sofá con su café en la mano, pero no me dirigió la palabra. Le hice un gesto con la cabeza a modo de saludo y fui directamente a mi cuarto a encerrarme. Me saqué el abrigo y lo tiré arriba de la cama, seguramente lo usaría en cuanto anocheciera de nuevo. Fui al closet, busqué ropa limpia y fui al baño. Dejé las prendas sobre el cesto de la ropa sucia, me desvestí, abrí la ducha y me metí bajo el agua. Cerré los ojos relajándome lo más que podía antes de tener que ir a trabajar.

Una vez listo, salí de la ducha, me sequé y me vestí. Tomé la toalla para secarme el cabello mientras me posicionaba frente al espejo. Cuando terminé, observé mi reflejo, no me veía tan cansado como me sentía, seguramente podía pasar el día sin mayor problema. Me peiné rápidamente, até mi cabello en una colita y volví a mi cuarto. Tenía casi una hora para descansar. De repente, escuché mi celular sonar, tanteé en la cama mientras buscaba con la mirada en la mesa de luz. Recordé que no lo había sacado del bolsillo de mi abrigo, metí las manos hasta que conseguí el aparato en uno de los bolsillos. Miré la pantalla, tenía una llamada perdida de Sevag. Le devolví el llamado, me coloqué el celular contra la oreja al tiempo que me acostaba y esperé. Era un poco raro que Sevag estuviera despierto tan temprano, seguramente tenía clases en pocas horas.

—¿Dónde estabas?

—En la ducha.

—No hablo de ahora, idiota. Se suponía que ibas a venir anoche.

—Tuve trabajo.

—Oh, ¿en serio? No creí que trabajaras en una fiesta. Dragan, no soy tan tonto como crees, vi las fotos que subió Oliver.

Chasqueé la lengua, se suponía que no iba a subir nada hasta dentro de unos días. Parece que disfruta metiéndome en problemas cada vez que puede.

—Está bien, lo siento, te lo compensaré, lo prometo —escuché un suspiro por su parte.

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