Capítulo 35

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Eve

Nos miramos sin movernos un centímetro, había una pequeña tensión entre nosotros. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa un tanto lasciva, mientras me acercaba más a su cuerpo hasta que quedásemos prácticamente pegados. Le correspondí de la misma manera, acorté la poca distancia que había entre nuestros rostros y lo besé. No tardó ni un instante en meter su lengua en mi boca, dejándome ver lo desesperado que estaba. Me separé lo suficiente para mirarlo, intentó volver a besarme, pero lo detuve tomándolo de la mandíbula.

—¿Tanto quieres coger? —dije con un tono que vacilaba entre la burla y la lascivia rozándole los labios.

—Te gusta tener el control, ¿verdad?

—Puede ser...

—No te acostumbres.

Me tomó de las muñecas y las sostuvo detrás de mi espalda con una de sus manos. Pasó su mano libre por debajo de mi camiseta mientras me besaba el cuello. Sentí que el calor en mi cuerpo comenzaba a subir lentamente con solo unos pocos roces de Dragan; tal vez estaba en abstinencia, después de todo, hacía mucho que no me acostaba con nadie. Tal vez por fin las hormonas habían tomado control de mi cuerpo haciéndome más sensible de lo que era. Sentí su lengua pasar por mi cuello hasta lóbulo de mi oreja haciéndome estremecer. Justo cuando su mano pasó lentamente de mi pecho a mi entrepierna, escuché unos golpes en la puerta. Dragan pegó un respingo, apartando su mano y soltando mis muñecas, pero yo no quería que se detuviera. Los golpes volvieron a sonar.

—Eve, mi niño, han venido a verte Suzana y Boris.

—¡Ya voy!

Exclamé soltando un suspiro, me levanté del regazo de Dragan un tanto molesto; sabía que no debíamos seguir, no con mis padres en la casa, pero no quería detenerme, no así. Fui al baño, abrí la canilla del agua fría y ahuequé las manos bajo el chorro de agua para lavarme la cara unas cuantas veces.

—¿Qué te sucedió tan de repente? Creí que no querías nada.

—Supongo que fue por las hormonas.

Me erguí y lo miré a través del espejo, él me dedicó una pequeña sonrisa, se acercó a mí para abrazarme por atrás, apoyó su mentón en mi hombro y su reflejo me devolvió la mirada.

—Creo que de verdad tenías ganas. Cuando te sostuve las muñecas, tu expresión cambió completamente.

—Estoy en abstinencia desde que me castigaron, ganas tengo hace un tiempo.

Soltó una risita con un ligero tinte de burla.

—Podemos seguir luego —dije tomándolo por sorpresa.

—Eso me agrada —me giró para ponerme contra el vanitory—. Aún tienes la cara algo roja, ¿aún estás caliente?

—Si me apoyan una erección, probablemente si me caliente de nuevo, Dragan.

—Lo siento, no fue intensional —rio—. Ve, te esperan.

Asentí, me aparté de él para salir, pero antes de pasar el umbral de la puerta, me detuve y lo miré.

—No empieces sin mí, te lo advierto.

Me dirigió una sonrisa lasciva asintiendo e hizo un ademán con la mano para que bajara. Me dirigí hasta la puerta y, antes de salir, revisé que no fuera a ser muy evidente lo que hacía con Dragan. Solté un suspiro esperando que mi rostro no siguiera rojo, bajé las escaleras logrando ver a Suzana y Boris como mi padre me había anunciado. Ambos me sonrieron rápidamente, Suzana se levantó de un salto, se acercó a mí, supuse que me abrazaría, pero se detuvo justo delante de mí y tocó mi vientre.

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