Capítulo 30

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Dragan

Apenas había salido del trabajo cuando sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, al sacarlo y ver la pantalla, me encontré con unos cuantos mensajes de Marko. Los abrí y leí rápidamente, parecía enfadado o algo así, me pedía una y otra vez que fuera directamente a casa. No le respondí más que un simple "ok". De repente, pensé que mi padre había vuelto borracho de nuevo, o bien se había metido en problemas y había metido a mi hermano en ellos. Cuando llegué, dejé mi abrigo en el perchero y busqué a mi hermano en la casa. Por la cantidad de botellas de cerveza vacías que había por el suelo, mi padre estaría por aquí o había estado durante el día. Me dirigí a su cuarto, estaba acostado en la cama con los auriculares puestos y las manos debajo de la cabeza. Me acerqué a él logrando que se sobresaltase, no pude reprimir una sonrisa burlona que apareció en mi rostro. No perdió el tiempo, se quitó los auriculares de un pequeño tirón y se sentó, indicándome que yo también lo hiciese en la silla de su escritorio. Le obedecí, acerqué la silla a la cama y me senté.

—¿Qué querías?

—Quería hablar sobre mi sobrino.

—¿Tenemos más hermanos?

—No te hagas el idiota, Dragan, sabes que hablo de tu hijo.

Solté un pequeño suspiro recargándome en el respaldo de la silla. Me quité los zapatos y coloqué los pies en el borde de la cama.

—Te he dicho que no nos quedaremos con el bebé, ¿no? Seguramente fue de las primeras cosas que dije cuando te lo conté.

—¿Aún no cambias de opinión? —chasqueó la lengua negando con la cabeza en señal de desaprobación—. Es tu hijo, no puedes regalarlo como si nada, es nuestra sangre.

—Te guste o no, lo haré de todas maneras —me pasé la mano por la cara cansado de tener que explicarle esto de nuevo.

—Está bien. Pero, al menos, déjame conocer al chico y a su familia.

—¿Por qué?

—Porque eres mi hermanito, me preocupo por ti y quiero ver qué clase de familia es.

—Que terco...

—Es por tu bien, enano.

Estoy seguro de que intentaba actuar como lo haría mamá en esta situación, seguramente estaría contenta por tener un nieto y no tendría más opción que quedarme con el niño. Marko se dedicó a pedirme descripciones y datos tanto de Eve, como de Ilan y Aidan. Al final de la conversación, había agendado a Eve en su celular y tenía planeado invitarlos a cenar a un restaurante. Cuando por fin había terminado de intentar que me quede con el niño, logré cambiar la conversación contándole sobre Astrid y Oliver. Aunque, la distracción no duró demasiado, pronto comenzó a molestarme de nuevo con ser padre antes que él. Luego, nos quedamos en silencio, nos miramos unos instantes y, junto con una sonrisa cómplice, me hizo una seña para que me acercase. Le obedecí, sentándome a su lado.

—Piénsalo bien, Dragan, habla con ese chico y vean si pueden llegar a un acuerdo. Un bebé que llega así no siempre es un problema.

—No siento apego a ese niño, Marko. Además, no quiero dejar mi vida por un error.

—No vas a vivir así por mucho tiempo.

—Lo que dure, Marko —mi hermano suspiró.

—Está bien, como quieras, no te insistiré más.

—De todas maneras me obligarás a ir a la cena, ¿no? —asintió con una sonrisa—. Supongo que no tengo más opción.

—No, así que, más te vale ir mañana a ver a ese chico y a decirle que iremos a cenar.

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