Dragan
Tres años habían pasado volando, casi no los había sentido, si no fuera porque la pequeña Leah había empezado a armar frases completas, podría pensar que el tiempo se detuvo completamente cuando nació. Eve me envió una foto de ella mientras tomaba café con Oliver, así me había tenido atontado hasta que mi amigo me habló.
—Casi no te reconozco, has cambiado mucho.
—Tenía que hacerlo, ahora debo cuidar a Eve y a Leah.
—Qué maduro —rió burlón—. He visto a Milan hace poco.
—¿Sí? ¿Ha hecho algo además de acostarse con quien se le cruzara?
—Me pidió que te dijera que aún está disponible para ti. Le he dicho que estabas con el padre de tu hija y que no parecías querer dejarlo.
—Le has dicho la verdad —tomé un sorbo de mi café.
—Nunca creí que te vería enamorado.
Me encogí de hombros escuchando sus risas burlonas. Ya no podía negar que estaba completamente idiota con Eve, sin contar que era feliz viendo a mi hija crecer, a la que me había negado tanto tiempo considerarla como tal, ahora era mi adoración. Ambos lo eran. Desvié la conversación a otro tema, le pregunté sobre su nuevo amigo, sabía que Dylan le había estado mandando mensajes desde que Oliver y Astrid terminaron. Pero mi amigo no sabía nada de sus sentimientos y no sería yo quien se lo dijera, esperaría para ver como las cosas avanzaban entre ellos. Oliver siempre se jactaba de lo hetero que era, casi parecía una obligación que lo hiciera, pero quería ver si Dylan lo hacía tambalear. Hacía tiempo que lo pensaba y no dejaba de hacerme gracia.
Poco después, nos despedimos en la puerta del café y caminamos en direcciones contrarias. Como todavía era temprano, decidí pasar por algunas tiendas y buscar un regalo para llevarle a Eve y otro a Leah, aunque estaba más que seguro de lo que le compraría a ella, hacía un mes que lloraba por una muñeca que había visto en una juguetería cuando paseábamos. Al pasar por una joyería, pensé en un anillo, uno que le hiciera compañía al que llevábamos desde hacía un año en el anular, pero sabía que me mataría si gastaba demasiado dinero en él.
Primero pasé por la juguetería y compré la muñeca. Luego di un par de vueltas por una galería hasta que opté por ser simple, darle un pequeño detalle que, aún así, le gustara. Me detuve en una florería y compré un ramo de rosas mediano, era su flor favorita, sabía que le gustaría a pesar de que me gastara algo de dinero en este.
Con todo en mano, decidí volver a casa. Al llegar, Leah corrió hasta mí abrazándose a mis piernas como siempre. Me hubiera gustado estrecharla con mis brazos y pedir de nuevo que se quedara así de pequeña, pero decidí darle la bolsa donde se encontraba la muñeca que tanto quería. Poco después, Eve salió de la cocina y me miró con cierto reproche cuando la niña le pidió que la ayudara a abrir la caja.
—No me mires así, también te he comprado algo.
—No tienes remedio, Dragan.
Soltó una risita, sacó la muñeca para dársela a Leah y se acercó a mí para besarme como saludo. Aproveché para darle el ramo, que agradeció con otro beso.
—También te tengo un regalo, pero tienes que acompañarme al comedor.
Lo seguí un poco desorientado. ¿Un regalo? ¿Era posible que pensáramos lo mismo ahora? Imposible, algo debía estar tramando. Me indicó que me sentara mientras ponía las flores en agua y, acto seguido, dirigirse a la habitación.
—Cierra los ojos.
Dijo cuando volvió, creí que era una tontería, estaba a mis espaldas después de todo, pero aún así obedecí. Escuché sus pasos acercarse y su perfume que me rodeaba en una pequeña ráfaga. Me indicó que podía abrir los ojos ya, él estaba frente a mí extendiendo un pequeño mameluco blanco, uno similar a los que usaba Leah cuando era apenas una recién nacida.
—No sé si te diste cuenta, Eve, pero eso no me entra.
Soltó una risita.
—Ni a ti, ni a mí, ni a Leah, pero lo vamos a necesitar en nueve meses.
—¿Qué quieres decir?
—Que Leah tendrá un hermanito.
Me quedé boquiabierto totalmente aturdido con lo que me acababa de decir. No era como la primera vez hacía tres años ya, esta vez los dos habíamos estado conscientes de lo que hacíamos y nos ponía más que felices tener de nuevo esta noticia. No me di cuenta cuando me levanté y lo rodeé con mis brazos en un abrazo tan fuerte que escuché un quejido por su parte.
—Te amo...
Me escuché decir volviendo a mi cuerpo. Lo separé lo suficiente como para tomar su mentón y besarlo una y otra y otra vez hasta agradecerle por completo que me diera otro bebé. Ahora tendría que trabajar más, probablemente pedir un aumento, que recibiría sin problemas, para que este bebé tuviera todo como Leah. Sonreí ampliamente al verlo a los ojos, estaban de un verde intenso que brillaba como las esmeraldas, estaban vidriosos de la emoción por agrandar nuestra familia. Hace tres años no podía imaginarme siendo un padre, no podía verme cambiando pañales o siquiera contento con un bebé en camino. Cuando conocí a Eve, no tenía idea de que me enamoraría de él y mucho menos que estaría así de contento de saber que tendríamos un segundo hijo, ni siquiera quería a Leah al principio. Ahora no podía concebir mi vida sin ellos, sin poder verlos cada mañana ni saludarlos por la noche antes de dormir.
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Bueno, apenas me comuniqué con mis lectores mientras publicaba ésta historia y creo que este es el mejor momento para hacerlo. Quiero agradecerles infinitamente por seguir cada actualización, votar, comentar y darme su apoyo. Disfruté muchísimo escribiendo esta historia, me encariñé con los personajes a pesar de que alguno no era especialmente fácil de querer. Me alegra mucho que les haya gustado a quienes llegaron hasta este punto. Se los agradezco muchísimo, de todo corazón.
Quiero darle un agradecimiento especial a Lee por hacerme los dibujos, tanto de la portada como los que vieron en algún que otro capítulo. Y a Nanu, que siempre me da sus impresiones y apoya fielmente mi trabajo.💖
Espero encontrar su apoyo en cualquiera de mis otras historias. 💖💖
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Nuestro error
Teen Fiction⚠️Nota: libro dos de Broken boy ⚠️ Un pequeño error llega a sus vidas para entrelazarlas de forma inesperada, obligándolos a buscarse después de una noche que casi había desaparecido en sus memorias. ¿Serán capaces de enfrentarse juntos al capricho...