Capítulo 21

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Eve

Al llegar a mi casa, fui directamente a la sala y me desplomé en el sillón. Papá Ilan no tardó en acercarse a mí para preguntar cómo habían ido las cosas, pero le dirigí una mirada que hizo que se quedase callado. Se sentó en el sillón individual que estaba a mi derecha y me observó en completo silencio con semblante preocupado. Solté un suspiro, me quité el abrigo para dejarlo en el respaldo del sillón y me acosté. Le conté lo que había sucedido en el café, sabía que era eso lo que estaba esperando. Ciertamente, no me sorprendía en lo absoluto que rechazase al bebé, lo esperaba de hecho, pero al menos se quedaría conmigo los próximos cinco meses, aunque sabía que terminaría quedándose todo el embarazo, estaba más que seguro que el bebé era de él.

Cuando terminé de contarle, solté un suspiro colocando mi antebrazo sobre mis ojos, sentí al instante la mano de mi padre acariciándome el cabello para tranquilizarme; la verdad era que lo necesitaba, en circunstancias normales lo hubiera apartado, pero ahora me venía bien que me mimara como un niño pequeño. Luego de un rato, me levanté y, después de dirigirle una mirada de agradecimiento a mi padre, subí a mi cuarto. Me desplomé en la cama y miré el techo unos instantes. De repente, comencé a sentir incertidumbre; ¿y si Dragan decidía desaparecer? Podría ser una posibilidad. Solté un suspiro pesado intentando apartar aquel pensamiento. Escuché mi celular ayudándome a distraerme de mi cabeza, tomé rápidamente el aparato y miré la pantalla, era un mensaje de Dylan. Decidí llamarlo en lugar de contestarle el mensaje, me levanté mientras daba el tono y me senté en el alfeizar de la ventana.

—¿Cómo estás? ¿Qué sucedió?

Comencé a contarle lo que había sucedido con cierta pereza, no me hacía mucha gracia volver a pensar en ello, sobre todo porque cada vez que pensaba en el idiota de Dragan comenzaba a dolerme el estómago.

—Vaya, sí que es un idiota. Qué bien lo haz elegido, Eve.

—Yo no lo elegí, no creí que terminaría embarazándome de él —solté un suspiro—. Ni siquiera creí que tendría que volver a verlo y ahora voy a tener que hacerlo durante los próximos nueve meses.

—Seis meses —intentó corregirme.

—¿Dudas de que él sea el padre?

—Veremos qué hace cuando se entere de que realmente es el padre de tu bebé.

—No me animes tanto, Dylan...

—Lo siento, solo soy realista. Además, debes tener un plan b por si sucede.

—Lo sé —suspiré—. Luego pensaré que hago.

Abrí la boca para continuar hablando, pero unos toques en la puerta hicieron que me distrajera del celular.

—¡Ya va! —dije apartándome un poco del celular, luego volví a centrarme en este—. Tengo que irme. ¿Le cuentas a las chicas lo que ha sucedido? Sé que deben estar ansiosas por saber.

—Sí, ya sabes lo chismosas que son —soltó una risita—. Hablamos luego.

Dicho eso, cortó la llamada. Por mi parte, dejé el celular en el alfeizar, me acerqué a la puerta y abrí encontrándome con mi tío Aksel del otro lado, él me sonrió ampliamente, sin perder un segundo, salí para abrazarlo como saludo.

—No sabía que venías.

—Tu padre no recordaba que vendría tampoco, así demuestran que son padre e hijo.

—Cállate —me separé de él logrando que soltara una risita.

—¿Bajamos? Cierta niña tiene ganas de verte.

Asentí contento de poder ver a Amber de nuevo. Bajamos rápidamente y, al llegar al pie de la escalera, la pequeña Amber corrió hacia mí con los brazos extendidos, la alcé recibiendo su abrazo. Luego, me acerqué a Rosa, la esposa de mi tío Aksel, y la saludé con una sonrisa. Mientras mis padres y mis tíos hablaban, me dediqué a jugar con la pequeña olvidándome completamente del asunto de Dragan y el embarazo.

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