Capítulo 41

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Eve

Cuando desperté, Dragan estaba despierto ya, daba vueltas por mi habitación con una toalla atada a la cintura. Tomé mí celular para ver la hora, aún faltaban unos minutos para que me tuviera que levantar para ir a la escuela, solté un pequeño suspiro y volví a cerrar los ojos. Lo escuché volver al baño y, poco después, volver a salir, sus pasos lentos, pero aun así sonoros, se acercaron a mí, lo siguiente que sentí fue su mano pasando por mi cabello. Abrí los ojos con pereza y lo miré, él no hizo más que devolverme la mirada un tanto inexpresiva. Apartó su mano antes de ponerse en cuclillas frente a mí.

—¿Te he despertado? —negué con la cabeza—. ¿Vas a usar el baño?

—Sí, creo que también me ducharé —me incorporé recostándome sobre mi codo—. ¿Qué te sucede? Estás muy serio.

—Mi hermano ha terminado en el hospital con heridas y mi padre en un calabozo.

—Mierda... —fue lo único que pude decir.

—Voy a pasar a ver a Marko antes de ir a trabajar.

—Dime cómo está luego.

Dragan no hizo más que asentir, se levantó, tomó su ropa y se dirigió al baño una vez más. Aproveché para despabilarme un poco, me pasé las manos por la cara escuchándolo secarse el cabello. Poco después, Dragan salió listo, tomó su celular y salió de mi cuarto para, imaginaba, bajar a desayunar. Me levanté de la cama, me dirigí al baño, me alisté sin perder un segundo y, después de tomar mi mochila, bajé. En el comedor solo estaba papá Aidan leyendo una de sus libretas de notas. Eché un vistazo en la cocina, solo estaba papá Ilan, que me dedicó una mirada rápida junto con una sonrisa. Dejé mi mochila en la silla que utilizaba Dragan cuando estaba y me senté en el lugar de siempre. Papá Aidan comentó, como al pasar, que se había ido sin desayunar, que vendría luego, por la noche, cuando saliera del trabajo. Papá Ilan no tardó en traerme una taza de café junto con algunas tostadas y se sentó frente a mí. Mientras desayunábamos, mis padres hablaban con preocupación sobre el estado de Dragan, papá Ilan no podía dejar de rememorar el pasado con los ojos vidriosos. Me pregunté si les había contado lo de su hermano y su padre. Una vez que terminé de desayunar, me levanté tomando mi mochila, saludé a mis padres y salí en dirección a la casa de Suzana. Una vez allí, esperé junto a mis amigas a Dylan.

—¿Qué tal las cosas con Dragan? —preguntó Su con mirada un tanto burlona—. ¿Ya se han acostado?

—Sí, en tu cama, ¿no lo recuerdas?

Se estremeció haciéndome soltar una risita. Abrió la boca para contestar algo, pero el sonido del timbre la interrumpió, me levanté y me dirigí a la puerta sabiendo que era Dylan quien estaba del otro lado. Efectivamente, en cuanto abrí, recibí una pequeña sonrisa por su parte. Las chicas no tardaron en acercarse para que saliéramos en dirección al colegio. Durante el camino, me dediqué a enviarle mensajes a Dragan de la forma más discreta que me era posible, no quería que mis amigos se dieran cuenta que hablaba con él, sabía que tendría que aguantarme las burlas de Su sí lo notaban. Él no tardó en mandarme una foto de su hermano para mostrarme que, a pesar de los moretones y cortadas en el rostro, estaba bien. Noté que por una esquina se asomaba un yeso en su brazo. Solté un suspiro imperceptible, guardé mi celular y levanté la mirada, no me había dado cuenta cuando habíamos llegado al colegio, pero estábamos casi en la puerta. Una vez en mi aula, me acomodé en mi lugar, volví a sacar mi celular aprovechando que aún no habíamos comenzado las clases, saqué mi celular para enviarle un mensaje directamente a Marko.

—"Gracias por preocuparte por mí" —contestó rápidamente.

—"Después de ver como quedó Dragan, pensé que tú también la habías pasado mal. Te ha quebrado el brazo, ¿cierto?".

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