Capítulo 53

6 1 0
                                    

Eve

—¿Se van? —pregunté cuando Dragan tomó su abrigo del perchero de la entrada.

—Sí, iremos a una cafetería —asentí—. ¿Quieres algo?

—No, gracias.

Se acercó para darme un corto beso antes de salir. No hice más que sonreír dirigiéndole una mirada rápida a papá Aidan que me miraba desde el sillón. Bajé la mirada esperando las burlas que no tardaron en llegar. Sabía que a mis padres les hacía más feliz que a mí que estemos juntos. Yo no lo veía más como un seguro para tener con quién acostarme, al menos hasta que se enterase que me quedaría con el niño. Me levanté y subí a mi cuarto, me desplomé en la cama con el celular en la mano, le conecté los auriculares antes de ponérmelos e iniciar una videollamada con Dylan. Su rostro apareció en la pantalla unos instantes después, me saludó con una pequeña sonrisa.

—¿Estás solo?

—Si no lo estuviera, no te llamaría, sé que no te agrada Dragan.

—Desde ahora llamémoslo "el Innombrable", por favor.

Entorné los ojos con una sonrisa boba en el rostro, a veces sus celos lo hacían actuar como un niño.

—Está bien, si así eres feliz.

—Bastante, me hace despegar la cara de ese imbécil de mi cerebro.

Solté una risita.

—Oye, cálmate, estás hablando de mi novio ahora.

—No me lo recuerdes. Entonces, ¿te aburres?

—Un poco. Además, te extrañaba. El Innombrable se molesta cuando hablo de ti.

—Déjalo, es una mierda.

—No lo dejaré, es mi única opción ahora. Nadie va a querer acostarse conmigo cuando me vea como una ballena.

—Cállate, eres lindo, difícilmente no se fijen en ti. Además, hay muchos hombres que les gusta.

—Los mismos asquerosos que me envían fotos de sus penes en Instagram, Dylan. Dragan es mi única opción.

—El Innombrable, Eve —me corrigió—. Está bien, si lo crees así, no puedo decirte más. ¿Has decidido cuando le dirás lo del bebé?

—No. Tal vez lo haga después de parir, de todas maneras no se quedará.

—Me alegra que sepas que no lo hará.

—No soy idiota, puedo ver qué tipo de chico es.

—No he dicho que lo seas —soltó un pequeño suspiro—. Escucha, no estarás solo, ¿sí? Las chicas y yo te ayudaremos en lo que podamos.

Tal vez era por culpa de las hormonas de mierda que me tenían idiota, pero en ese instante tuve ganas de abrazarlo. En mis ojos aparecieron pequeñas lágrimas que esperaba que la cámara no captase, aunque Dylan no parecía haberse dado cuenta o no lo comentó al menos. Nuestra conversación de desvió a temas más banales, que concluyó casi dos horas después con la llegada de Dragan. Me despedí de mi amigo y corté la llamada. Dragan se acercó a mí con la misma cara de celoso que ponía cada vez que escuchaba el nombre de Dylan, me tomó de la mandíbula con cierta fuerza y me besó antes de morder mi labio inferior sacándome un quejido.

—¡Deja de hacer eso!

—Es para recordarte de quién eres —sonrió de forma cínica separándose.

—Vete a la mierda, Dragan. No soy de nadie y mucho menos tuyo.

Su expresión se deformó por un instante, pero pronto volvió a su rostro "anti-Dylan" de siempre. Me pregunté si estaba reprimiendo alguna faceta de su personalidad que aún no me había mostrado. No le di mucha más importancia, le pedí que me contase sobre la salida con su hermano. Habló de forma escueta sobre algunas charlas que había tenido durante la salida, pero no entró en demasiados detalles, probablemente habían estado hablando de su padre, sabía que no le gustaba tocar el tema por lo que no ahondó demasiado, tampoco intenté que lo hiciera. Cuando terminó de cambiarse de ropa, se acostó a mi lado acomodando su cabeza en mi hombro.

Nuestro errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora