Capítulo 7

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Eve

Miré a mi tío Aksel y a papá Ilan hablar en el sillón frente a mí, solté un suspiro aburrido y miré de nuevo la pantalla de mi celular. Era aburrido tener que quedarme un sábado en casa, odiaba el castigo que me habían puesto, ni siquiera podía ir a la casa de Suzana a pasar el rato. Desde que me pusieron el castigo, hace dos días, no me dejan hacer nada si no está alguno de mis padres detrás de mí. Al menos habían dejado conservar mi celular durante el castigo. Bloqueé mi celular y me acomodé en el sillón individual, apoyando la espalda en uno de los apoyabrazos y las piernas en el otro.

—¿Qué le pasa al pequeño Eve? —escuché preguntar de repente a mi tío.

—Está enojado por su castigo.

—¿Castigo? —mi tío me miró con una sonrisa un poco burlona—. ¿Qué hiciste pequeño?

—Salir con mis amigos.

—Te escapaste, Eve.

Mi padre suspiró, se volvió a mi tío y le contó lo que había pasado. Me sentí como cuando era pequeño, cuando hacía alguna monería y mis padres salían corriendo a contárselo a él, a mis tías Mare e Ivana y a mis abuelos, como si fuera una noticia que todo mundo tenía que enterarse. Solté un bufido, me levanté y subí para ir a mi cuarto. Me encerré y me tiré en la cama con fastidio. Quería salir con mis amigos, ser como ellos, que no me vean como un niño pequeño que no sabe cuidarse. Solté un suspiro pesado mirando el techo. Desvié la mirada a la ventana, mis padres habían contratado a un jardinero para que podara el árbol que estaba junto a la ventana de mi habitación, especialmente la rama con la que bajaba, ya no podía salir por ningún otro lugar que no sea la puerta principal, dónde mis padres podían escucharme. Bien, ahora me tenían más vigilado que antes, ahora sí que no podía hacer nada sin que ellos estuvieran detrás de mí. De repente, mi celular comenzó a sonar.

—¿Hola? —contesté sin siquiera fijarme quién me llamaba.

—¡Bebé Eve! —era Suzana—. ¿Puedes salir hoy?

—Ni hablar, ya sabes que no puedo ni pisar el jardín sin supervisión —suspiré.

—Por fin te han encarcelado por lo que parece. Supongo que hasta tus dieciocho años no vamos a vernos después de la escuela. 

—Muy graciosa, Su. Voy a buscar la manera de que dejen de tratarme como un bebé. De todas maneras, ustedes sí pueden venir a mi casa.

—Lo sabemos, Eve, pero era más divertido cuando no teníamos que comportarnos como niños buenos.

Solté un pequeño suspiro.

—Por ahora vamos a tener que actuar de esa manera, Su —volví a suspirar—. ¿Van a hacer algo esta noche?

—Boris nos llevará a la fiesta de un amigo suyo. ¿Planeas escaparte de nuevo?

—No puedo, han podado el árbol por donde bajaba.

—Bueno, al menos así no terminaremos siendo tíos tan pronto.

Soltó una pequeña risa burlona, entorné los ojos sin contestarle a la burla. Nos quedamos unos instantes en silencio, escuché que del otro lado, Boris le decía algo a su hermana, seguramente molestándola como ella estaba haciendo conmigo. De repente, unos toques en la puerta hicieron que me sobresaltase, me despedí rápidamente de ella, colgué la llamada, me levanté y fui a la puerta para abrirla, del otro lado estaba el tío Aksel, él me sonrió.

—¿Puedo pasar?

Asentí, me aparté de la puerta para sentarme en la cama dejando que él entrase. Se sentó a mi lado y me miró en silencio poniéndome un poco incómodo, sentí que mi padre le habría dicho algo y él tratara de confirmarlo.

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