Eve
Desperté por culpa de una alarma, no era la mía, pero no le presté demasiada atención, ya que, en un instante, dejó de sonar. Me acurruqué más, sintiendo unos brazos rodearme en un abrazo. Abrí los ojos levemente y, con algo de dificultad, levanté la vista encontrándome con el rostro de Dragan. Pegué un respingo apartándome de él rápidamente. Por su parte, abrió los ojos con rostro adormilado como si no se hubiera enterado de lo que sucedía. De repente, las náuseas me hicieron levantarme y salir corriendo al baño. Al salir, Dragan seguía acostado como si nada, solté un suspiro, tomé algo de ropa y me cambié. Luego, me acerqué a él y lo moví hasta que, molesto, me dirigió la mirada.
—¿Qué haces?
—Despertándote, idiota. No puedes quedarte aquí todo el día. Y aunque pudieras, no te dejaría.
—Hablas demasiado, eres una molestia.
Se dio la vuelta y se arropó con, imagino, la intención de seguir durmiendo. Fruncí el ceño molesto, tomé un vaso vacío que se encontraba en mi mesa de noche, fui hasta el baño, cargué un poco de agua y volví con él para tirárselo en la cara.
—¡¿Qué mierda te pasa?! —dijo levantándose como si tuviera un resorte—. ¿Te has vuelto loco?
—Te he dicho que te levantes.
Hizo un pequeño ademán de levantarme la mano, pero evitó hacerlo, soltó un suspiro, tomó su mochila y se metió al baño. No sabía si lo que lo había detenido había sido mi embarazo, la cordura o que nos encontrábamos en mi casa a unos escasos metros de mis padres que lo echarían a patadas, pero era mejor así, no quería tener aún más problemas con él. Dejé el vaso donde estaba, guardé mi celular, me colgué la mochila al hombro y bajé al comedor, mis padres ya se encontraban allí. En cuanto me acerqué a la mesa, ambos me saludaron con una sonrisa.
—¿Dragan no se ha levantado?
—Está preparándose, supongo que bajará pronto.
Papá Ilan se levantó, fue hasta la cocina y volvió con mi desayuno, le agradecí con un gesto con la cabeza y me dispuse a comer. No mucho después pude escuchar los pasos de Dragan bajar las escaleras. Pronto apareció luchando con su cabello. Papá Ilan se levantó nuevamente, pero nuestro invitado negó con la cabeza.
—No se preocupe, me serviré yo mismo.
—Eres nuestro invitado, Dragan.
—Querrás decir un colado.
—Eve —dijo papá Aidan en tono de advertencia para luego desviar la mirada a Dragan—. ¿Por qué no te quedas unos días? Vendría bien para conocerte un poco mejor y que logren llevarse bien de una vez, o al menos que Eve se acostumbre a ti.
Entorné los ojos. Me molestaba que tratasen tan bien a Dragan, realmente no lo conocían, o al menos no la faceta que conocía yo. Decidí ignorarlo cuando se sentó a mi lado, centrándome únicamente en mi desayuno. Mis padres comenzaron a hablar entre ellos y con él como si fuera de la familia. Cuando terminé de desayunar, tomé mi mochila mientras me levantaba y me la colgué al hombro.
—Antes de que te vayas, mi pequeño, te recuerdo que tus tías vendrán a verte. ¿Les darás la noticia? —me detuvo papá Ilan.
—¿Qué tías?
—Ivana, Paula y Mare.
—Ya veo. No tengo otra opción, ¿verdad? —negó con la cabeza—. ¿Tiene que estar el idiota en casa o lo podemos echar mientras estén ellas?
—Eve —volvió a advertirme papá Aidan.
—No lo trates así, pequeño, no se ha comportado mal contigo.
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Nuestro error
Teen Fiction⚠️Nota: libro dos de Broken boy ⚠️ Un pequeño error llega a sus vidas para entrelazarlas de forma inesperada, obligándolos a buscarse después de una noche que casi había desaparecido en sus memorias. ¿Serán capaces de enfrentarse juntos al capricho...