Capítulo 24

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Dragan

Cuando llegué al trabajo, Milan aún no había llegado, miré la hora en el reloj que estaba colgado en la pared del cuarto de empleados, era bastante más temprano de lo que acostumbraba a llegar normalmente. Dejé el abrigo y la mochila en el perchero, compre un café en la máquina que teníamos y, en lo que se servía, comencé a prepararme. No mucho después, Milan llegó sorprendiéndose por verme tan temprano en el trabajo. Mientras él dejaba sus cosas, tomé el pequeño vaso descartable de la máquina y tomé un sorbo del café.

Luego de hacer que Milan entrara en calor, fuimos a la parte delantera del negocio y lo abrimos. Mientras él se encargaba de acomodar góndolas, yo las reabastecía en lo que llagaba la gente. Una vez que pusimos todo en orden, nos sentamos en los banquillos detrás del mostrador y esperamos en silencio. Como le era costumbre, jugueteaba con mi cabello, trenzándolo y destrenzándolo a cada rato, luego lo enredaba entre sus dedos alaciándolo. Sentí, de repente, mi celular vibrar en mi bolsillo, lo saqué y miré la pantalla, era Oliver. Rápidamente abrí el mensaje y lo leí, me reprochaba no haber ido a la cafetería con él hoy.

—"Lo siento, hoy salí más temprano".

—"¿Ahora Milan te alejará de mí?".

—"No exactamente".

Miré unos instantes la pantalla meditando un poco; tal vez era momento de hablarle de Eve y todo lo que había estado pasando.

—"Te lo diré luego del trabajo. Vamos a comer algo y hablamos del tema".

—"Está bien. Espero que no te hayas metido en problemas".

—"Espera a escuchar lo que tengo que contarte, te caerás de espaldas".

Luego de aquel mensaje, cerré WhatsApp y bloqueé la pantalla. Miré de soslayo a Milan, seguía jugueteando con un mechón de mi cabello, pero estaba completamente distraído con su celular. Desvié, entonces, la mirada a la vidriera con aburrimiento. Parecía que hoy tampoco habría muchos clientes, al menos no por ahora, y esperaba que siguiera así.

Cuando por fin se hizo la hora de cerrar, luego de que las horas pasaran lentas y tortuosamente, me fui al cuarto de empleados, me preparé para salir y me fui dejando que Milan se encargase de cerrar. Mientras caminaba, le envié un mensaje rápido a Oliver avisándole que me dirigía a su trabajo, él simplemente me respondió un escueto "ok", seguramente seguía ocupado, normalmente salía más tarde que yo. Metí las manos en los bolsillos y caminé distraídamente intentando hacer algo de tiempo, para no tener que esperarlo demasiado en el frío. Aproveché, además, para pensar a dónde podríamos ir a cenar. Al llegar, Oliver ya me esperaba afuera, me miró cuando me acerqué con una sonrisa en el rostro.

—¿A dónde vamos?

—¿Te parece si vamos a una pizzería?

—¿Quieres algo simple hoy?

Me encogí de hombros, él volvió a sonreír y comenzó a caminar. Cuando llegamos, nos sentamos en una mesa que estaba en una esquina y pedimos. La pizzería no estaba muy llena a esa hora, así que no tardaron mucho en traernos nuestra comida. Comencé a comer mientras Oliver me hablaba de Astrid y cómo estaban yendo las cosas entre ellos, lo dejé hablar como si fuera una radio encendida intentando aplazar lo más que podía el momento en el que tuviera que contarle sobre Eve y su embarazo.

—¿Y tú qué? ¿Recuperaste a Sevag o te tiraste encima de Milan definitivamente?

Negué con la cabeza soltando un pequeño suspiro. Bebí un sorbo de mi cerveza, me limpié la boca y lo miré seriamente.

—Escucha, parece que tendré un hijo —Oliver abrió los ojos como platos, gesticuló como para decir algo, pero lo interrumpí con un gesto con la mano—. ¿Recuerdas que un chico me buscaba? Resulta ser quién arruinó mi relación con Sevag y el mismo que me dio la noticia —balbuceó algo, pero, finalmente se quedó callado—. Debo esperar seis meses a que pueda hacer una prueba de ADN.

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