Capítulo 15

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Eve

Desperté un poco desorientado, me senté en la cama y desvié la mirada a la ventana, ya había oscurecido. Agarré mi celular y lo miré, el reloj marcaba las seis de la tarde, solté un suspiro dejándolo en la mesa de luz. Había estado casi toda la tarde durmiendo. Sentí la boca un poco seca, me levanté y salí al pasillo con la idea de ir a buscar un vaso con agua, pero me detuve al escuchar las voces de mis padres en el despacho. Al principio, no le iba a prestar atención, pero, en cuanto escuché mi nombre, sentí curiosidad. Me acerqué sigilosamente a la puerta notando que se encontraba entreabierta.

—... Aidan, no digas eso, no puede ser.

—Puede pasar, Ilan —mi padre hizo una pausa—. Escucha, Eve ya no es un bebé, tiene las hormonas alborotadas y seguramente no haya sido la primera vez que se escapara, así que puede ser una posibilidad.

Se quedaron en silencio unos instantes. ¿Posibilidades de qué? Si pudiera, entraría a preguntarles directamente, pero estaba casi seguro que no me dirían nada y me enviarían a mi habitación de nuevo.

—Ilan, cariño, ¿no son los mismos síntomas que tuviste cuando te embarazaste? —¿embarazo? ¿Tendré un hermanito?

—Sí, pero ¿crees que Eve lo esté? Puede que solo esté enfermo.

—Puede haber una posibilidad, no sabemos si su vida sexual es activa o no y el tampoco quier...

Dejé de escuchar la conversación, me eché hacia atrás encontrándome con la pared. De repente me encontraba aturdido. ¿Embarazado? ¿Yo? Ni soñando, eso es imposible. Nunca había pasado, no iba a pasar ahora. Mi mirada se nubló de repente, tanteé en la pared en busca de apoyo, pero lo último que supe fue que mi vista quedó completamente en negro.

Cuando desperté, papá Ilan me acariciaba el cabello con cara de circunstancias. Paseé mi mirada por la habitación encontrándome con papá Aidan sentado a los pies de mi cama con la misma expresión.

—Qué bueno que despiertas, hijo... —la voz de papá Ilan sonaba temblorosa, como si estuviese por llorar en cualquier momento—. ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien —me senté lentamente sintiendo un pequeño mareo—. ¿Qué sucedió?

—Te desmayaste en el pasillo —esta vez habló papá Aidan—. ¿Te sientes mal de nuevo?

Negué sintiendo la conversación de mis padres resonar en mi cabeza, seguramente la impresión de pensarlo había hecho que me desmayara. Me pasé la mano por la cara, me restregué los ojos y volví a mirarlos intentando poner mi mejor cara; ya se me había pasado el pequeño mareo que tenía al despertar.

—Estoy bien, no tienen que preocuparse —esbocé una sonrisa—. Me desperté con la boca muy seca, seguramente estaba deshidratado.

Ambos se miraron y volvieron a mirarme, al instante, papá Ilan se levantó y salió de la habitación a toda prisa. Pronto volvió con un vaso con agua y me lo extendió, no dudé ni por un segundo en beber el agua de un solo trago; no sabía si la deshidratación había hecho que me desmayara, pero de verdad estaba sediento. Dejé el vaso en mi mesa de luz y los miré alternativamente.

—¿Me dejan solo? Necesito un poco de espacio...

Papá Ilan se negó, pero mi otro padre lo hizo salir de mi habitación. En cuanto cerraron la puerta, me apresuré a tomar mi celular, entrar en WhatsApp y abrir el chat de Dylan para escribirle rápida y torpemente:

—"Necesito quevvengas mañana. de camino compra dos pruebas de embarazoo, yate explicaré qué sucede. Cuandovengas, intenta que mis padres no vean lo que te pedí, por favor diles que vienes a traerme tarea oalgoassí".

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