Capítulo 48

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Dragan

—Hoy no.

Milan detuvo sus manos devolviéndome una mirada confundida. Aparté sus manos de la cintura de mi pantalón.

—¿Qué te sucede? —sonrió burlonamente—. No me digas que ahora le serás fiel al chico de ayer.

—No es mi novio y no me interesa ser fiel.

—¿Entonces?

—No tengo ganas.

—¿No tiene nada que ver con el chico de ayer?

—¿Qué mierda te importa, Milan? No tengo por qué decirte nada de mi vida. Mejor ve al frente y no me jodas.

Soltó un suspiro, pero no insistió, simplemente obedeció dejándome solo. Aproveché para prepararme antes de ir al mostrador con Milan. Al salir, lo vi ordenando las góndolas, significaba que me había dejado la limpieza. Solté un suspiro, tomé el trapeador, lo sumergí en el balde con agua y me dispuse a limpiar. Una vez que los dos terminamos, nos sentamos detrás del mostrador a esperar los clientes, que parecía que no entrarían nunca. Milan, para pasar el rato, se dedicó a insinuarse cada vez que podía, parecía una prostituta intentando conseguir unos centavos. Me dediqué a ignorarlo la mayor parte del tiempo, pero resultaba difícil, era persistente con el tema, sin contar que era la única persona con la que podía hablar, al menos hasta que Eve empezó a enviarme mensajes con sus fotos.

—¿Qué tanto ves?

—¿Qué te importa?

—No me importa, pero me aburro —se acercó a mí—. ¿Por qué no vamos al baño un rato?

Mordió mi oreja estremeciéndome, me aparté de él, soltó un suspiro como protesta y se metió en el cuarto de empleados. Me concentré de nuevo en los mensajes con Eve. Definitivamente, su cuerpo era mil veces mejor que el de Milan, aún cuando el embarazo comenzaba a notársele. Sin contar que sabía perfectamente cómo posar para que la atención se desviase a su entrepierna.

—Está gordo, ¿por qué te gusta más que yo?

Puse los ojos en blanco.

—¿Estás celoso?

—No, solo me molesta que le prestes más atención. Además, definitivamente me veo mejor que él.

No pude evitar soltar una risa burlona con su comentario. Eve era una belleza exótica, Milan no era más que un croata más del montón, no era muy distinto a los chicos con los que había estado.

—Mejor cállate. Además, no está gordo, está embarazado.

—¿Embarazado? No sabía que te acostabas con casados aho... Espera, ¿por qué saldrías con un embarazado? No me digas que el niño es tuyo.

Me quedé en silencio arrepintiéndome de haber dicho aquello. Ignorarlo hubiera sido una mejor opción.

—Estás jodido, Dragan —rio cínico—. Puedes buscarme cuando tu vida como padre se vuelva aburrida.

—No es mío, solo me quedo con él hasta que haga la puta prueba de ADN. Cuando tenga el resultado, podré ser libre.

—¿Y si realmente es tuyo? Deberás cambiar montañas de pañales.

—Mejor cierra la boca de una vez, Milan, me tienes harto. Lo más seguro es que no sea mío y si, por casualidad, lo fuera, da igual, regalaremos a ese pequeño lastre.

—¿Ya lo tienen decidido o lo has decidido tú sin decirle?

—Lo decidimos cuando nos conocimos —suspiré—. No quiero hablar de esto.

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