Capítulo 26

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Dragan

Automáticamente sentí las miradas de las tres mujeres que nos acompañaban en la cena fijas en mí cuando Eve terminó de hablar. Decidí centrarme en la comida intentando no sentirme tan incómodo. Desde que había conocido a Eve y su familia, parecía que las situaciones incómodas siempre estaban presentes. Levanté la vista un poco cohibido, las dos mujeres que estaban sentadas frente a mí miraban a Eve como esperando una explicación, mientras que la mujer a la que Aidan había se había referido como Mare me miraba fijamente con un semblante un poco serio. Intuí que, por el parecido familiar, era la hermana de Aidan, seguramente me odiaba en ese momento por haber embarazado a su sobrino.

Volví a bajar la mirada a mi plato cada vez más cohibido. No comprendía por qué debía estar aquí en este momento, Eve podría haber hablado antes con sus tías, cuando me encontraba trabajando, así me ahorraría este momento. Si las cosas hubieran sido distintas, ahora estaría acostándome con Milan, Sevag o cualquier otro chico que conociera en alguna fiesta, pero debía parecer un niño bueno para agradarles a los padres de un idiota que no supo cuidarse.

—¿Qué piensan hacer con el bebé? ¿Al menos son pareja? —inquirió una de las mujeres.

—No, tía, apenas nos estamos conociendo realmente. Y pensamos dar en adopción al niño, ninguno de los dos lo quiere.

—Dios, Eve, ¿cómo se te ocurre decir algo así?

—Es su decisión, Ivana, con Aidan hemos decidido darle la libertad de elegir, después de todo, es su hijo.

—¡Es un bebé inocente, Ilan! ¿Cómo puedes ser tan frío tú también?

—No es frialdad, solamente estoy respetando la decisión de mi hijo —soltó un pequeño suspiro—. Sabes de sobra cómo pienso yo y lo que sucedió cuando estaba embarazado de él, pero no puedo pretender que Eve piense igual. Sin contar que ellos ni siquiera son pareja.

Desvié la mirada a Eve, él tampoco se veía muy cómodo con la escena, tenía las mejillas un tanto coloradas y podía notar que sus manos temblaban un poco también. De repente, se levantó de la mesa haciendo callar a la mujer y a Ilan y, sin mediar palabra, subió las escaleras. Volvimos a sumirnos en un silencio incómodo.

—Dragan, ¿podrías ir con Eve? —dijo Ilan con voz dulce—. Iré a verlo en un momento.

Asentí, me levanté y subí rápidamente hasta su habitación. Una vez frente a la puerta, toqué y esperé unos instantes, nadie me contestó del otro lado. Volví a tocar, recibiendo la misma respuesta. Solté un pequeño suspiro, abrí la puerta y lo miré, estaba de espaldas a mí con la cabeza a gachas, cerré y me acerqué a él.

—¿Te encuentras bien?

Me senté a su lado observándolo, aunque su cabello no permitía que le viese el rostro. Esperé unos instantes en silencio; por primera vez desde que nos conocimos, no quería molestarlo y la mejor opción para no hacerlo era permanecer en silencio hasta que decidiera hablarme.

—Eve, hijo —irrumpió Ilan de repente en la habitación—. ¿Te encuentras bien, cariño?

—Sí, papi. Por favor diles a mis tías que les contaré los detalles mañana, que no voy a bajar ahora.

—Está bien, bebé. Estaremos abajo si necesitas algo.

Dicho eso, cerró la puerta dejándonos solos. Volví a mirarlo, él estaba en la misma posición, no se había movido ni un centímetro. Decidí acercarme un poco más a él y correr su cabello de su rostro, logrando ver, por fin, que sus mejillas se encontraban empapadas en lágrimas.

—¿Por qué lloras?

—P-porque odio todo esto, Dragan. E-estoy harto de tener que explicarle a todo mundo cómo me embaracé y qué es lo que haré con el niño —desvió la mirada hacia mí—. T-todos parecen querer que me lo quede, cuando yo ni siquiera lo quería.

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