Capítulo 22

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Dragan

Leí nuevamente el mensaje que me había enviado Eve, ¿estaba jodiéndome? Hacía unas horas me había dicho que sus padres me echarían a patadas de su casa, pero ahora decía que me invitaba uno de sus padres, que quería conocerme. Solté un suspiro, me giré hacia Milan, él se encontraba jugueteando distraídamente con mi cabello mientras miraba la televisión. Aún no le había contado lo que sucedía con Eve, ni siquiera me había tomado el tiempo de hablarle de él. Aunque dudaba que le importe, en todo caso lo verá como una competencia, como a Sevag. Bloqueé mi celular y lo dejé a mi lado soltando un suspiro. No estaba seguro de ir a la casa de Eve, pero si no lo hacía tendría que esperar hasta que su barriga fuera notoria, si eso sucedía. No tenía más remedio que ir, al menos para asegurarme que tenía uno de los síntomas más comunes. Volví a mirar a Milan, estaba cada vez más acurrucado contra mí, seguramente porque la temperatura había descendido bastante desde que nos habíamos sentado en el sillón.

Las horas pasaron rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos era casi media noche, decidí dejar a Milan en la sala e ir al cuarto para acostarme. No tenía sueño, pero necesitaba estar solo, o al menos despegarme un poco de él. Me acomodé en la cama, saqué mi celular y le envié un mensaje a Oliver esperando que estuviera libre. Para mi fortuna, unos minutos después, mi celular vibró en mi mano con su mensaje, sonreí, sabía que me con él me distraería de todo este asunto. Aún no le había contado absolutamente nada de Eve o del supuesto embarazo, lo haría en el desayuno del lunes, dónde no me pudiera retener más de lo que me gustaría para seguir sacándome más información.

Solté un pequeño suspiro, bloqueé mi celular y lo dejé en la mesa de luz, me acomodé en la cama colocando mis manos bajo mi cabeza. Miré el techo fijamente dándole vueltas al asunto. Si efectivamente Eve estaba embarazado, ¿qué debía hacer? Él no quería abortar, ya me lo había dicho, pero ninguno de los dos lo quería. ¿Iba a tener que cuidar de ese idiota? Seis meses era mucho tiempo y no tenía ganas de estar atado a él, pero debía cumplir lo que había convenido. Escuché, de repente, pasos acercarse a la puerta, esta se abrió dejándome ver el rostro de Milan, él me dedicó una pequeña sonrisa y se acercó lentamente con una mirada que intentaba seducirme, pero, en ese instante, no me parecía atractivo en lo absoluto, lo usaría como una distracción por el momento. Pronto, Milan se colocó sobre mí y se sentó en mis caderas. Se inclinó, acomodando sus manos en mi pecho. Sentí su aliento en mi cuello antes que sus labios y su lengua.

La distracción no duró más que una hora, parecía que Milan se había percatado que no me encontraba tan concentrado como debería, por ello, luego de terminar, se acomodó a mi lado con intenciones de dormir. Por mi parte, me levanté y me dirigí al baño para darme una ducha que pretendía ser rápida en un inicio, pero, cuando volvió a mi cabeza el asunto con Eve terminé demorándome más. No tenía que creerle lo del embarazo aun cuando presenciara sus náuseas, seguramente tendría que esperar hasta que su vientre creciera para estar seguro. Solté un suspiro un poco agotado. Debería cumplir con mi palabra y quedarme con él hasta que pudiera hacer la prueba de ADN. Luego de unos cuantos minutos de darle vuelta al asunto, salí de la ducha, me sequé rápidamente y volví al cuarto. Me vestí y me metí en la cama, Milan estaba profundamente dormido. Me arropé, me acomodé de costado fijando mi mirada en la ventana por la que observé el cielo. Parecía que esta noche no dormiría.

Como había predicho, había permanecido casi toda la noche despierto, salvo por cortos intervalos en los que había logrado dormir. Miré mi celular, eran ya las seis de la mañana, así que me levanté con cuidado intentando no despertar a Milan, me acerqué a la ventana y me asomé, el cielo estaba completamente gris y caía una fina llovizna, sentí mi piel erizarse sin la necesidad de que el viento frío chocara contra mí. Decidí alistarme para salir, acomodar la mochila que había traído y me acerqué a Milan.

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