Capítulo 17

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Eve

Me miré al espejo, me veía agotado, ojeroso y pálido, más de lo que lo era. Solté un suspiro sacando la lista que había hecho de las clínicas que las chicas habían enviado. Me había tomado toda la semana para pensar en lo que haría, pero seguía sin decidirme. Les había dicho a mis amigos que le diría mi decisión hoy, así que debía apresurarme. Volví a guardar la lista y salí del baño para comenzar a limpiar mi cuarto, pronto llegarían mis amigos. Una vez que terminé, bajé a la sala a esperarlos, aunque no me dio ni tiempo de sentarme cuando escuché el timbre. Me apresuré a abrir la puerta encontrándome con Isabelle, por primera vez, no estaba pegada a Suzana. Me sonrió y entró sin necesidad de que le dijera nada, la guie a mi cuarto para esperar a los demás.

—¿Sigues castigado?

—Tuve que pelear un poco para lograr que me quitaran el castigo, pero a partir del lunes las pasaré a buscar como siempre —me senté en el escritorio—. ¿Ha sucedido algo? Normalmente estás pegada a Su.

—Pasó la noche en casa de Dylan.

—¿Y tú no fuiste?

Negó con la cabeza.

—Ya sabes, tengo que estudiar.

—Lo único que te mantiene lejos de Su —sonreí burlonamente, ella se limitó a entornar los ojos.

—Oye, ¿has decidido algo?

—Aún no —suspiré—. Sigo considerando las opciones, ambas me van a traer problemas. ¿Tú que harías?

—No emborracharme y terminar en la cama con cualquiera —bufé un poco molesto—. No lo haría, Eve. Puedes darlo en adopción luego...

—Supongo que también es una opción.

—No has podido descansar bien, ¿no?

Me encogí de hombros haciendo una mueca, ella se limitó a suspirar. Entre nosotros se formó un silencio que se interrumpió unos minutos después por el timbre. Me levanté rápidamente y salí sabiendo que eran Su y Dylan. Cuando llegué al pie de la escalera, papá Ilan ya había abierto. Me acerqué prácticamente corriendo y me los llevé antes de que mi padre les preguntara algo.

Una vez que estuvimos en mi cuarto, cerré con llave y me acomodé, esta vez en la cama entre las chicas. Por su parte, Dylan acercó la silla de mi escritorio a la cama y se sentó. Los tres me miraron esperando inquisitivos, pero me limité a quedarme en silencio.

—¿Entonces? —preguntó Dylan.

—No lo sé —suspiré—. Ni siquiera estoy seguro de que las pruebas estuvieran correctas.

—Hiciste cuatro, bebé Eve, no creo que las cuatro estuvieran defectuosas o algo así.

—No lo desanimes más, Su —dijo Dylan como si me leyera la mente.

Sentí, de repente, la mano de Isa pasarme por el cabello, la miré recibiendo su sonrisa un tanto maternal. Me giré hacia Su y Dylan, ellos no dejaban de discutir sobre algo de lo que no me había enterado. Inhalé profundo, cerré los ojos y medité rápidamente mis opciones hasta que por fin tomé una decisión.

—Oigan —mis amigos dejaron de discutir en seco y me miraron—, creo que seguiré adelante con el embarazo —bajé la voz al decir lo último—. El aborto sería peligroso, pero no quiero quedármelo, así que lo daré en adopción como me propuso Isa.

—¿Estás seguro? Vas a tener que contarles a tus padres.

—Puedo esperar hasta que sea muy notorio.

—O hasta que te descubran, estoy segura de que se darán cuenta antes de que puedas decir nada.

—Da igual como se enteren, Su.

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