Capítulo 39

6 1 0
                                    

Eve

Me miré al espejo una vez más, me veía bien, al menos así más de uno se giraría a verme. Arreglé mi cabello una última vez, volví a mi cuarto, guardé mi billetera y mi celular en mi bolsillo y bajé a la sala a esperar a Dragan. No sabía qué les había dicho a mis padres para convencerlos, pero hasta parecían felices de ver que íbamos a salir juntos. Papá Aidan no dejaba de darme recomendaciones como si fuese la primera vez que iba a una fiesta. En cuanto a papá Ilan, solo se dedicaba a recordarme que me llevase bien con Dragan, que él me cuidaría hoy. Cuando el timbre sonó, me levanté casi de un salto, me dirigí al perchero que estaba junto a la puerta y tomé mi abrigo antes de abrir. Dragan me sonrió mirándome de arriba abajo. Me despedí rápidamente de mis padres y salí poniéndome el abrigo. Antes de que pudiera cerrar la puerta, papá Aidan salió a amenazar a Dragan para que me cuidase como si fuera un niño pequeño. Luego, se despidió de la misma manera. Cuando por fin nos dejó ir, caminamos por la acera en silencio, metí las manos en los bolsillos intentando protegerme un poco del frío. Repentinamente, pasó su mano por mis hombros, acercándome un poco a él, mientras me explicaba que debíamos pasar por su amigo y su novia antes de ir a la fiesta. Me limité a asentir con la cabeza, distraído con su acción, era como si supiera lo que sentía en aquel instante.

Caminamos por un rato antes de llegar a una casa. Dragan tocó el timbre y esperamos, no más de unos minutos después la puerta se abrió dejándome ver a un chico de porte similar al de Dragan, tez oscura, ojos claros y una sonrisa compradora, luego de verla no podías negarte a pasar un rato con él. Rápidamente nos invitó a pasar llevándonos a la sala, donde nos esperaba una chica rubia, quien nos sonrió de forma dulce al vernos.

—Soy Astrid —dijo recibiéndonos.

—Eve. Encantado.

Le sonreí un poco cohibido. De pronto, una chica parecida a Oliver, pero con una expresión menos amigable que él, apareció en la sala. No se detuvo demasiado en nosotros, tomó del brazo a Oliver y se lo llevó a otra habitación. Dragan me comentó al pasar que esa era su hermana, Jelena. Luego, se distrajo hablando con Astrid, dejándome un poco de lado. Saqué mi celular y envié un mensaje rápido a mis amigos que no tardaron en contestar. Su no perdió el tiempo para comenzar a molestarme con Dragan como de costumbre. Por su parte, Dylan solo se dedicaba a decir lo mal que le caía.

—¿Te aburres?

Bloqueé rápidamente la pantalla al escuchar la voz de Oliver a mis espaldas. Me giré hacia él recibiendo su sonrisa.

—Te han dejado solo, Dragan no es un buen novio por lo que se ve.

—No somos novios, solamente estamos juntos por obligación. Ya debes saber de lo que hablo.

—Creí que eso los uniría —se encogió de hombros desviando la mirada a su amigo y su novia—. ¿Nos vamos? —dijo llamándoles la atención.

Los cuatro salimos y echamos a caminar por la acera. Me quedé un poco más atrás observándolos. Dragan parecía otro chico con Oliver, no era el malhumorado de siempre. Metí las manos en los bolsillos y fijé la mirada al suelo; definitivamente esta sería una noche larga sin mis amigos. De repente, me percaté que se detenían, levanté la mirada encontrándome con una parada del autobús.

—Ey, lindura, ¿te aburres?

Abrí la boca para contestar, pero antes de que pudiera emitir palabra, el humo y el intenso olor a cigarrillo me hizo toser. Dragan desvió la mirada rápidamente.

—Oliver, no fumes aquí, idiota, está Eve.

Su amigo se apartó un poco de nosotros visiblemente apenado. Solté un pequeño suspiro agitando un poco la mano frente a mi rostro intentando apartar completamente el olor asqueroso del tabaco.

Nuestro errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora