Capítulo 55

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Eve

Miré por la ventanilla del auto, íbamos a la clínica a hacer la cuarta ecografía. Solté un bostezo y me acomodé en el asiento, no era muy temprano, pero tenía sueño de todas maneras. Jugueteé con mi cabello hasta que la sensación entre mis dedos se volvió extraña. Luego pasé mi mano por mi vientre para acariciarlo lentamente. Mi celular vibró en mi bolsillo un par de veces, lo saqué y lo miré, tenía un par de mensajes nuevos en WhatsApp, decidí que los leería después de la ecografía. Cuando llegamos, fuimos hasta el consultorio de siempre y nos sentamos para esperar. Papá Ilan no dejaba de hablar emocionado por ver al lastre, parecía que era su hijo en lugar del mío. La obstetra me llamó unos minutos después, antes de entrar, le pedí a mi padre que se quedara afuera, por una vez quería estar solo en esto. Una vez listo, pasó el transductor por mi vientre mostrándome la imagen del pequeño bebé.

—Todo parece bien, Eve, tu bebé está saludable —volvió a pasar el transductor—. ¿Quieres saber el sexo?

—¿Ya puedo saberlo?

—Si quieres —sonrió—. De todas maneras ira en el informe que haré de la ecografía, pero puedes saberlo antes.

—Me gustaría saberlo.

Ella sonrió y siguió buscando con el transductor un poco hasta congelar una imagen.

—Es una niña, Eve.

En mi mente apareció automáticamente la imagen de Amber haciéndome sonreír. ¿Sería una niña tan linda como ella? La imaginé por unos instantes jugando juntas cada vez que veía a mi tío. La voz de la obstetra me hizo volver a la realidad, me extendió unas cuantas toallas de papel para que me limpiase el gel, tiré las toallas después de utilizarlas y me acomodé la ropa. Me pidió que saliera, que en unos instantes me entregaría el sobre con las imágenes y el informe. Salimos de la clínica después de tener el sobre en mis manos, caminamos hasta el auto en silencio y nos subimos.

—Será una niña.

Se giró a mirarme boquiabierto, para luego mostrarme una amplia sonrisa. Lo siguiente fue escucharlo hablar todo el camino hasta casa sobre la ropita, los juguetes, las cosas para el cuarto, darle la noticia a papá Aidan y, si yo estaba de acuerdo, a Dragan. Yo no estaba muy seguro de decirle, probablemente le diera igual o bien se cuestionaría el por qué querría saber el sexo del bebé que tendré. Miré el sobre sin ninguna emoción; no era como si no me importase qué iba a parir en cinco meses, pero imaginar la reacción que tendría Dragan me quitaba cualquier tipo de felicidad que podría sentir. Solté un pequeño suspiro levantando la vista para fijarla en el exterior, los edificios, la gente caminando por la acera, el cielo claro completamente despejado. Me asaltaron las ganas de llorar, de nuevo mis hormonas hacían de las suyas en mi contra. Esta vez logré controlarme hasta olvidarlas por completo.

Una vez en casa, dejé el sobre en la mesa de centro y me desplomé en el sillón. Mi padre se sentó junto a mí, seguía emocionado por la noticia de tener una pequeña en casa. No dejaba de preguntarse si sacaría mis ojos o los de Dragan, si se parecería más a mí o a él, cómo tendría el cabello, cómo sería cuando tuviera mi edad. Realmente parecía que sería su hija. Me lo imaginé de la misma manera antes de que yo naciera, estaba seguro que habría vuelto loco a papá Aidan con tantas preguntas sobre como sería yo. Después de escucharlo por un rato, mi cabeza comenzó a trabajar también en una imagen de mi hija. Por alguna razón, cada vez que intentaba combinar características de Dragan y mías terminaba con una imagen de Amber en lugar de una que podría ser de mi bebé. Tal vez tenía demasiado presente su rostro cuando nació.

El resto del día me la pasé leyendo en mi cuarto hasta que mis amigos iniciaron una videollamada. Busqué mis auriculares y los conecté antes de aceptarla, no quería que, por algún casual, llegase Dragan antes de tiempo y terminase descubriendo que me quedaré con la niña. No estaba en mis planes que me abandonara tan pronto.

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